Guarda las cáscaras de las mandarinas: tu piel y cabello lo agradecerán
Sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes son muy útiles.
Las mandarinas son una fruta muy popular en invierno por su sabor y por sus beneficios para el organismo, ya que son ricas en vitamina C. Lo que muchas personas no saben es que son su cáscara también se puede aprovechar.
Esta parte, que suele desecharse, puede convertirse en una aliada para el cuidado personal, la limpieza y hasta para ambientar el hogar. Eso sí, la fruta debe ser orgánica y libre de pesticidas.
Piel perfecta
La cáscara de mandarina contiene aceites esenciales con propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes, con lo que puede aportar numerosos beneficios a nuestra piel:
- Luminosidad: los antioxidantes presentes en la mandarina fomentan el brillo natural de la piel, lo que permite iluminar el rostro.
- Minimización de poros. La vitamina C ayuda a reducir la apariencia de los poros, dando lugar a una piel suave y uniforme.
- Lucha contra el acné. Sus propiedades exfoliantes naturales y compuestos antibacterianos pueden a ayudar a reducir el acné y prevenir los brotes.
- Desinflama y rebaja las rojeces gracias a las propiedades antiinflamatorias.
- Reduce las líneas de expresión y signos de la edad.
Para disfrutar de estos beneficios se puede crear una mascarilla de forma muy fácil. Primero, exprime el jugo de la mandarina en un recipiente. A continuación, añade miel y yogur, mezclando hasta obtener una consistencia suave. Después, hay que aplicar la mezcla en la cara limpia y deja actuar durante 15-20 minutos. Por último, enjuaga con agua tibia.
Cabello sano
La cáscara de la mandarina también puede servir para hidratar el cabello, potenciar su crecimiento y ralentizar la aparición de canas gracias a las vitaminas E y B12.
Para preparar un acondicionador casero eficaz solo hay que remojar la cáscara en vinagre de sidra de manzana durante dos días, diluir la solución con agua en proporción tres a uno y aplicarla sobre el cabello sin enjuagar. Este tratamiento aporta brillo y suavidad, sin necesidad de productos químicos.
Ambientador natural
El aroma cítrico que desprenden las mandarinas puede ser también un excelente ambientador natural. Coloca las cáscaras frescas sobre un radiador caliente y deja que los aceites esenciales impregnen tu hogar con su fragancia. Es una solución ecológica y libre de ingredientes nocivos que, además, contribuye a un ambiente cálido y agradable.