La bestia con alas de EEUU asombra en Canarias
Un C-17 Globemaster III de la USAF aterriza en Gran Canaria.
El pasado lunes 29 de abril, la base aérea de Gando en Gran Canaria fue testigo del aterrizaje de un gigante del aire: el C-17 Globemaster III del Ejército del Aire de los Estados Unidos. Esta parada técnica tenía como objetivo el reabastecimiento de combustible antes de proseguir su rumbo hacia el continente americano.
El C-17 Globemaster III, desarrollado por McDonnell Douglas y ahora parte de Boeing, es un avión de transporte militar de alta capacidad diseñado para satisfacer las necesidades de movilidad estratégica y táctica de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. Su diseño permite transportar cargas voluminosas y realizar aterrizajes en pistas cortas y en condiciones adversas, lo que lo convierte en una herramienta invaluable para operaciones en zonas remotas o en situaciones de conflicto.
Según las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el C-17 mide 53 metros de largo con una envergadura de 51,75 metros. El avión está propulsado por cuatro motores turbofan Pratt & Whitney F117-PW-100. Cada motor tiene una potencia de 40,440 libras de empuje e incluye inversores de empuje que dirigen el flujo. de aire hacia arriba y hacia adelante para evitar la ingestión de polvo y escombros. Además, los inversores de empuje proporcionan suficiente fuerza para dar marcha atrás a la aeronave mientras se desplaza hacia atrás y crean resistencia en vuelo para descensos con velocidad máxima.
Con una cabina de carga amplia y flexible, el C-17 puede transportar desde tanques y helicópteros hasta suministros y tropas. Además, su capacidad para operar en pistas de aterrizaje pequeñas y su diseño avanzado, que incluye alas con flaps slotted, lo hacen ideal para misiones de transporte de tropas, evacuación médica y lanzamiento de paracaidistas.
La eficacia y versatilidad del C-17 Globemaster III han llevado a varios países aliados a adquirirlo para mejorar sus capacidades de transporte aéreo militar. Además, su habilidad para volar largas distancias y realizar aterrizajes en condiciones difíciles lo hace perfecto para operaciones humanitarias y de respuesta a desastres a nivel global.