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Guadalajara alberga la primera obra de arte que muestra el coito entre humanos

Guadalajara alberga la primera obra de arte que muestra el coito entre humanos

Un reflejo de que el arte erótico se remonta siglos atrás.

Cueva de los Casares (Guadalajara).Cover/Getty Images

El arte ha sido desde tiempos inmemoriales una forma vital de expresión que refleja la complejidad de la experiencia humana. A través de sus diversas manifestaciones, se han narrado historias, emociones y tradiciones culturales, reflejando que el deseo y la sensualidad han sido temas recurrentes desde hace años. El erotismo, lejos de ser una invención contemporánea, se remonta siglos atrás, y prueba de ello son numerosas representaciones artísticas.

De hecho, en Riba de Saelices, un pequeño municipio de Guadalajara, se esconde la primera obra de arte que muestra el coito entre humanos, aunque sea de forma un tanto abstracta. Más concretamente, podemos encontrar esta curiosa pintura rupestre en la Cueva de los Casares, un lugar que destaca por sus yacimientos arqueológicos y los grabados prehistóricos que alberga en su interior. 

Esta cueva fue descubierta en 1928 y declarada Monumento Nacional en 1934, convirtiéndose en la estación rupestre paleolítica más importante del centro de España. Contiene unos 170 grabados de hace unos 18.000 años, siendo en su mayoría representaciones de figuras antropomórficas y de diversos animales. De hecho, estos grabados han permitido reconstruir aspectos fundamentales de la vida y los rituales de la época.

Un dibujo peculiar

La pintura erótica en cuestión muestra dos figuras antropomorfas acompañadas de dos mamuts lanudos, uno de los cuales acerca su colmillo derecho al área pública de la figura femenina, mientras el personaje masculino exhibe e introduce su falo. Algunos expertos aseguran que esto representa un tipo de sexo sagrado ofrecido a una deidad animal, mientras que otros afirman que se trata de una especie de ritual chamánico.

Las líneas y formas, cuidadosamente ejecutadas, no solo muestran la unión de dos cuerpos, sino que también sugieren un simbolismo relacionado con la fertilidad y la trascendencia de la experiencia humana. Este hallazgo no solo redefine la narrativa de la historia del arte, sino que también abre nuevas interrogantes sobre la evolución de la representación del cuerpo humano y la sexualidad en la prehistoria.