El gallego que luchó hasta ser emperador de Roma e inspiró las leyendas del Rey Arturo
La muerte de este emperador hispano desencadenó el principio de la "edad oscura".
Para algunos, nuestro protagonista se limita a ser uno más de los líderes en el tumultuoso escenario del Imperio romano de Occidente, mientras que para otros representa uno de los más destacados generales de esa época. Además, existen leyendas medievales que lo vinculan con los primeros reyes británicos. Sin embargo, al examinar más detenidamente su historia, resulta razonable considerarlo como un emperador de Occidente, dado su ascenso al poder respaldado por el ejército, una dinámica común especialmente desde la crisis del siglo III en el Imperio.
Un análisis del contexto histórico del siglo IV.
Para comprender mejor los años en los que Magno Máximo gobernó (383-388), es necesario retroceder en el tiempo, aproximadamente al año 337. Tras la muerte de Constantino el Grande, el imperio se divide en dos partes: el Imperio Oriental, gobernado por Constancio II en Bizancio, y el Imperio Occidental, bajo el mandato de Constantino II, hijo del anterior emperador y su hermano homónimo.
Esta división imperial no se detiene ahí, ya que el Imperio Occidental se subdivide a su vez en prefecturas. Nos centramos en la Prefectura de las Galias, la cual abarcaba cuatro diócesis: Hispania, Vienense, Galia y Britania. Es importante señalar que su capital se estableció cerca de la frontera con los pueblos bárbaros, en Tréveris.
La trayectoria de Magno Clemente Máximo.
Magno Máximo nació en la diócesis Hispana, probablemente en la provincia de Gallaecia, en una familia prominente de la aristocracia hispana, los Flavio. Esto lo llevó a encaminarse hacia una carrera en el ejército romano. Aunque su figura histórica es algo oscura y poco conocida, logró alcanzar altas posiciones en las filas militares romanas.
Uno de sus primeros destinos importantes lo llevó a coincidir con quien se convertiría en su gran rival, el futuro emperador Teodosio el Grande. Ambos fueron enviados por el emperador occidental Valentiniano I para defender la frontera norte de Britania contra las incursiones de pictos y escotos. Desde entonces, Magno Máximo comenzó a ganarse el reconocimiento de sus soldados.
El siguiente destino de Magno y Teodosio padre fue el norte de África, donde tenían la misión de sofocar una revuelta liderada por Firmo, quien se autoproclamó emperador en 372. Esta revuelta contó con el apoyo de tribus indígenas del norte de África, que se convirtieron en aliadas del usurpador africano en su lucha contra las fuerzas imperiales.
Después de la victoria en África, hay un lapso de diez años en los que no se tienen noticias fiables sobre Magno Máximo. Durante este período, su mentor Teodosio el Viejo murió en circunstancias sospechosas, y el Imperio Romano de Oriente sufrió una derrota devastadora ante los godos en Adrianópolis. Es en este contexto que reaparece en la historia en 383, junto a Graciano, como uno de los dos emperadores en Occidente.
La ascensión al poder de Magno Máximo.
Aunque algunas fuentes sugieren que estuvo en el Danubio intentando contener a los godos, lo más probable es que regresara a Britania en 376, tras la muerte de Teodosio el Viejo. Allí se estableció cerca de las fronteras del Imperio, donde lideró la defensa contra las invasiones bárbaras del norte de la isla. Su liderazgo en esta defensa llevó a sus soldados a proclamarlo emperador del Imperio de Occidente.
Sin embargo, para consolidar su posición como emperador, tuvo que dirigirse al continente. Graciano, el emperador legítimo de Occidente, intentó detenerlo cerca de la actual París, pero sus propias tropas lo abandonaron en favor de Magno Máximo, reconociendo sus habilidades militares superiores. Tras la traición, Graciano intentó regresar a Italia pero fue capturado y asesinado cerca de Lugdunum (Lyon).
Después de estos eventos, Magno Máximo se estableció en Tréveris con la intención de gobernar desde allí como emperador. Sin embargo, aún necesitaba el reconocimiento de sus colegas emperadores. El primero en otorgárselo fue Teodosio el Grande en 384, tras llegar a un acuerdo con él, ya que ambos eran de origen hispano. Este acuerdo dejó a Magno Máximo como emperador de la Prefectura de las Galias, mientras que Valentiniano II gobernaba el resto de Occidente y Teodosio se mantenía como emperador del Este. Durante su reinado (384-388), Magno Máximo desempeñó un papel crucial en la defensa del limes germánico.
La ambición de Magno Máximo.
La ambición desmedida llevó a nuestro protagonista a su perdición. No contento con ser emperador de la Prefectura de las Galias, en la primavera de 387, el ejército de Magno Máximo invadió la Península Itálica. Lo que inicialmente era una misión de apoyo a Valentiniano II contra los alamanes que habían invadido Retia, se convirtió en la conquista de Milán y la deposición del emperador occidental, quien tuvo que exiliarse en Oriente bajo la protección de Teodosio el Grande.
Esta acción aumentó enormemente el poder de Magno Máximo, no solo por los territorios que había conquistado, sino también por su influencia religiosa, que había ganado durante sus años de defensa del cristianismo. Especialmente después de la ejecución de Prisciliano, uno de los primeros herejes conocidos, lo que le valió el título de "defensor del cristianismo" y le permitió igualarse con Teodosio en Oriente.
Teodosio no podía permitir esto y, a principios de 388, reunió un gran ejército con la ayuda de Valentiniano II. Desembarcaron en Italia y derrotaron a Magno Máximo en Aquilea. Según algunas fuentes, fue asesinado por sus propios hombres, mientras que otras afirman que fue decapitado por Teodosio. Sea como fuere, la muerte de este emperador hispano poco reconocido marcó el comienzo de la "época oscura" de Britania, con la invasión de los pueblos bárbaros.