Los familiares de los muertos en las residencias de Madrid "ni olvidan ni perdonan"
Un grupo de personas se reúne en una vigilia silenciosa para recordar a los fallecidos de los centros residenciales que no fueron derivados a los hospitales por los protocolos de la muerte.
Hace justo tres años, la única que se encontraba en la glorieta de Cibeles era ella misma. El estado de alarma reinaba en España y el primer confinamiento, el mas duro, vaciaba las calles.
Los hospitales, sin embargo, eran un hervidero, los sanitarios estiraban al máximo sus esfuerzos para salvar a todo el que podían, y aun así, los muertos se contaban a cientos por día.
En Madrid las residencias de mayores sufrían el azote del coronavirus bajo la orden de no derivar a los ancianos a los hospitales. Unas órdenes que se conocen hoy como los "protocolos de la vergüenza" por los familiares de aquellos muertos, que no pudieron ser trasladados a los hospitales. En aquellas circunstancias murieron, al menos, porque las cifras no están claras, 7.291 personas.
Tres años despues, la glorieta de Cibeles es un hervidero de turistas y locales que pasan de un lado a otro. En una esquina, a las puertas del Banco de España, alrededor de medio centenar de familiares se han congregado este sábado en una vigilia para recordar a sus muertos y exigir justicia. Ni olvidan ni perdonan.
Carmen Llorente ha estado en Marea de Residencias desde 2015, impulsando demandas para que el trato a los mayores mejore en los centros. "Lo que pasó en las residencias durante la pandemia se debió en gran medida al estado en el que se encontraban", cuenta a El HuffPost.
Falta de personal, pocos recursos, desatención o deficiencias en la alimentación de los residentes son solo algunas de las cuestiones que siguen denunciando.
Llorente habla con firmeza, hasta cierto punto. No puede evitar que algunas lágrimas se le escapen y huyan por sus mejillas cuando recuerda la manera en que murió su madre. "Tenía síntomas desde el 14 de marzo, y no conseguimos que la derivaran a un hospital hasta el 5 de abril, después de suplicárselo a los responsables de las residencias", narra Llorente.
Su madre, que también se llama Carmen, llegó al hospital con una neumonía doble y una saturación de oxígeno en sangre de 80, mucho más baja de los niveles normales. Se comunicaban a través de un móvil, lo que Llorente define como un "privilegio" en aquellos días. Desde el jueves hasta el domingo, cuando por fin enviaron a su madre al hospital, no tuvo noticias suyas.
"En esos días mi madre estuvo sola, no sé si comió siquiera", cuenta Llorente. Es la incertidumbre con la que viven los familiares, que les come por dentro y les impide dejar de exigir justicia. "No podemos pasar página", concluye Llorente.
Elena Valero ya ha asumido la muerte de su padre, Alfonso, pero le ha costado una depresión y un duelo que tuvo que pasar sola en su casa, confinada. Vive apenas a 300 metros de donde murió su padre, al cual no le dejaron verle para despedirse aquellos días funestos.
También pidió que le derivaran a un hospital, o llevarlo ella misma si era necesario, pero desde la residencia le dijeron que el protocolo de la Comunidad de Madrid impedía las derivaciones a los hospitales.
Las causas judiciales de los familiares contra la Comunidad de Madrid están empantanadas, avanzan lentamente y por ahora con escasos resultados. La fiscalía les ha mostrado su apoyo, pero el resultado de la última reunión que mantuvieron con el fiscal general del Estado les decepcionó.
Son días duros también para Mercedes Huertas, asegura, mientras opina que se está dejando pasar un atropello contra la dignidad de los mayores.
"Denunciamos también la situación que se vive en las residencias actualmente, no hay personal, hay que reforzarlas y dar cuidados dignos para que esto no se vuelva a repetir nunca", dice, mientras asegura que los responsables están maniobrando para eludir sus responsabilidades: "Ahora mandan a Enrique Ruiz Escudero [consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid aquellos días de 2020] al Senado para quitarle de en medio y que tenga inmunidad".
Mercedes espera las declaraciones en los juzgados de Plaza Castilla del próximo 23 de marzo con la esperanza de que sirvan para impulsar la vía judicial. Se sentarán ante el juez el exconsejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, y Carlos Mur, responsable sociosanitario de las residencias en aquella época.
Reyero se opuso a los protocolos que impedían las derivaciones hospitalarias y ha sido un azote del Gobierno de la Comunidad de Madrid en este asunto desde el principio. Ha publicado el libro Morirán de forma indigna, donde narra todo aquel proceso en el que se estipuló por escrito que los residentes enfermos no podían enviarse a los hospitales.
Carlos Mur, por su parte, fue el encargado de contribuir a que aquellos protocolos fueran una realidad.
Han pasado tres años. En la Cibeles hay banderas de España y Ucrania, ha pasado un volcán y una campaña de vacunación histórica. El tiempo ha corrido como una riada, pero estas personas no olvidan a sus muertos, y están dispuestos a llegar hasta donde haga falta para que se haga justicia.