España asesta el golpe definitivo a Marruecos con el aceite de oliva
El aceite español volverá a predominar en la cuenca mediterránea.
Conforme se aproxima la recolección de la nueva aceituna en los principales países productores del arco mediterráneo, comienzan a surgir las primeras valoraciones y estimaciones sobre cómo será la producción de aceite de oliva para la próxima temporada, según los datos que ha publicado Olimerca.
Aunque aún faltan entre seis y ocho semanas para que la aceituna alcance su tamaño óptimo y un contenido adecuado de aceite, muchos operadores del sector ya están observando de cerca los olivares para anticipar el rendimiento final.
En España, los expertos del sector señalan que el país podría volver a liderar la producción de aceite de oliva en la región mediterránea. Se estima que la producción podría alcanzar las 1.300.000 toneladas, lo que representaría un incremento del 52% en comparación con las 853.000 toneladas obtenidas en la campaña anterior.
Túnez también se perfila como uno de los países con una mejora significativa en su cosecha. Las proyecciones indican una producción de hasta 325.000 toneladas, en contraste con las 200.000 toneladas de la campaña 2023/24. Sin embargo, algunos analistas consideran que la cifra podría situarse en torno a las 270.000 toneladas.
Italia, por otro lado, enfrenta una situación más desafiante debido a la sequía y las olas de calor, que han afectado gravemente los olivares. Las estimaciones para la próxima campaña oscilan entre 170.000 y 200.000 toneladas, una caída considerable respecto a las 329.000 toneladas producidas en 2023/24.
En Grecia, la climatología favorable ha generado expectativas positivas, con una producción estimada entre 230.000 y 250.000 toneladas, en comparación con las 155.000 toneladas registradas en la campaña actual.
Portugal también podría experimentar una mejora en su producción de aceite de oliva, pasando de 158.000 toneladas en 2024 a unas posibles 170.000 toneladas en la próxima cosecha.
Finalmente, Marruecos enfrenta un descenso significativo en sus expectativas de producción, con estimaciones que apuntan a una caída de las 106.000 toneladas actuales a casi la mitad para la próxima campaña.
Estas proyecciones preliminares serán cruciales para los mercados internacionales y para la planificación estratégica de los productores, quienes deberán seguir monitoreando de cerca las condiciones climáticas y el desarrollo de los cultivos en las semanas venideras.