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El recuerdo oculto bajo las obras de la M-30 que la literatura española ha logrado rescatar del olvido
Sociedad

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El recuerdo oculto bajo las obras de la M-30 que la literatura española ha logrado rescatar del olvido

Con el auge del sector del automóvil, las calles de Madrid se llenaron de coches.

M-30 MadridGetty

A finales de los sesenta del siglo pasado, Madrid puso en marcha un proyecto para descongestionar el tráfico de coches en el centro de la ciudad, la M-30. Con el auge del sector automovilístico, las calles de la capital se llenaron de coches, sobre todo las más concurridas, y en este punto surgió la idea. 

Según publica la Cadena SER, el proyecto tenía el objetivo de poner soluciones al tráfico y facilitar el movimiento de los peatones. Finalmente, la circunvalación fue inaugurada en 1974, pero el propósito, sólo se cumplió durante los primeros años. Con el paso de los años, la carretera se ha quedado pequeña, y ha tenido que ampliarse. Es, durante una de las obras, cuando se encontró un tesoro oculto desconocido por muchos.

De acuerdo a la información difundida, el río Manzanares tiene diferentes afluentes que se desperdigan por todo Madrid. Es el caso del arroyo Abroñigal, que en el siglo XIX tuvo la tarea de servir como desagüe del Canal de Isabel II, pero que en el siglo XX terminó soterrado por la construcción de la M-30.

Así, tras canalizar su cauce, "aprovecharon la depresión del terreno para llevar a cabo las obras sin complejos". Concretamente, el sitio donde está ubicado es justo donde se encuentra el Nudo Sur en la circunvalación de Madrid, haciendo caer en el olvido a este arroyo. Gracias a su aparición en varias obras literarias, siempre podrá ser recordado.