El impresionante hallazgo arqueológico encontrado en una tumba de un hombre de 1,90 metros
Las características de la espada, y de la tumba, apuntarían a que el hombre de 1,90 metros pertenecería a la alta alcurnia de la Edad Media.
Durante una excavación arqueológica en Lilla Torg, en Halmstad (Suecia), un sorprendente hallazgo ha dejado perplejos a los arqueólogos: una espada medieval en excelente estado de conservación. Esta impresionante espada, con una hoja que supera el metro de longitud, fue descubierta en una tumba que se encuentra en el mismo lugar donde solía estar ubicado el convento bajomedieval de la iglesia de Santa Ana. Esta tumba se hallaba bajo el suelo de la nave sur de la iglesia, periodo en el que el convento franciscano estuvo activo en Halmstad entre los años 1494 y 1531.
Pero atención, porque el posible "dueño" de dicha espada tiene unas características también asombrosas. Al analizar la tumba, los arqueólogos determinaron que pertenecía a un hombre de una impresionante estatura de 1,90 metros. La espada se encontraba cuidadosamente colocada a su lado izquierdo. De ahí que, con toda posibilidad, se trata del dueño de dicha arma.
Además de este hallazgo, la mar de curioso, se han localizado otras dos tumbas en las proximidades del sitio, en la misma nave sur de la iglesia. En dichas tumbas se han encontrado sepultados una mujer y otro hombre. Sin embargo, en ninguna de las tres tumbas se encontraron otros objetos de valor más allá de la espada. Dicha arma se erige como el único tesoro descubierto entre las 49 tumbas investigadas hasta la fecha durante el proceso de remodelación en curso de Lilla Torg.
Es posible que creas que encontrar una espada en un hallazgo de cariz medieval es lo más normal del mundo. Al fin y al cabo, cuando pensamos en la Edad Media, acabamos imaginando caballeros, templarios... Pues lo sorprendente en este caso es que el descubrimiento de espadas en tumbas medievales es una rareza, y generalmente indican que las personas enterradas con tales armas ocupaban posiciones prominentes en la sociedad de la época. Las partes preservadas de la hoja de la espada y su empuñadura de madera alcanzan una longitud de 1,3 metros en el momento de su hallazgo. No obstante, aún no se ha determinado la longitud total del arma.
Este hallazgo confirma el uso antiguo de la iglesia de Santa Ana como lugar de sepultura para personas de alta alcurnia durante los 35 años en que la orden franciscana estuvo presente en la localidad.
La espada ha sido retirada del suelo y enviada a un proceso de conservación para iniciar el análisis y tratamiento adecuados en un entorno protegido. La primera radiografía del objeto revela que la hoja está adornada con dos cruces incrustadas, posiblemente hechas de metal precioso. Este hallazgo confirma las sospechas de los arqueólogos de campo, quienes intuyeron desde un principio que la hoja podría estar decorada.
A pesar de que el proceso de conservación es largo, se espera obtener información valiosa tanto del estudio arqueológico como del trabajo de los conservadores en la espada en las próximas etapas de investigación.