Descubren el continente perdido que se busca desde hace 400 años y cuya existencia desconcierta a los expertos

Descubren el continente perdido que se busca desde hace 400 años y cuya existencia desconcierta a los expertos

En 1642, un empresario y marinero holandés se lanzó a la búsqueda del octavo continente, conocido como 'Terra Australis'. Fracasó. Pero hoy en día sabemos dónde está.

Ilustración digital (IA).Dall-E

Corría el año 1642 cuando un empresario y marinero holandés llamado Abel Tasman -sí, de ahí que se llame Tasmania- se lanzó a la búsqueda del octavo continente, conocido como 'Terra Australis'. Más allá de los rumores que habían perdurado en la historia, este integrante de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales realizó grandes descubrimientos y amplió mapas, pero no pudo hallar rastro alguno de esa mítica tierra de la que ya se hablaba en la Grecia clásica.

En la actualidad, un estudio ha permitido arrojar luz sobre la materia. Cerca de 400 años más tarde, los geólogos del GNS anunciaron el descubrimiento de un nuevo continente llamado 'Zealandia', o Te Riu-a-Māui (en dialecto maorí). Así lo recoge el portal heleno News Bomb en alusión al trabajo de investigación publicado en 2017.

Dicho estudio apunta a que este continente formaba parte de un supercontinente, concretamente del denominado 'Gondwana', hace la friolera de 500 millones de años. Esta gran masa de tierra también englobaba a casi toda la Antártida occidental y el este de Australia. 

"Un ejemplo de cómo algo muy obvio puede tardar un tiempo en revelarse"
Andy Tulloch, uno de los geólogos del instituto de investigación GNS Science

¿Por qué ha tardado tanto en ser localizado? Básicamente, por que a pesar de sus dimensiones de unos 4,9 millones de kilómetros cuadrados, la mayor parte de este continente Zealandia, el 94%, se encuentra sumergido desde hace milenios. Todo ocurrió hace ahora 105 millones de años, cuando comenzó a alejarse de 'Gondwana' por cuestiones que todavía no han sido aclaradas.

Titania
Titania
Santander

"Este es un ejemplo de cómo algo muy obvio puede tardar un tiempo en revelarse", comentó en su día Andy Tulloch, uno de los geólogos del instituto de investigación GNS Science.