Cae una banda que estafó más de 50 millones de euros con un 'chiringuito financiero' asentado en Madrid
La operación se ha saldado con 33 personas detenidas y 29 víctimas identificadas.
La Policía Nacional, en colaboración con Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, ha desmantelado una organización criminal asentada en la Comunidad de Madrid que se dedicaba a realizar estafas masivas a través de los llamados 'chiringuitos financieros'.
El Ministerio del Interior ha detallado en un comunicado que las pérdidas acreditadas de las 29 víctimas identificadas superan los 2 millones de euros hasta la fecha, aunque el fraude total asciende a más de 52 millones de euros.
Tras meses de investigación, las autoridades llevaron a cabo el pasado 20 de noviembre 12 registros en domicilios y oficinas ubicados en Madrid, Rivas Vaciamadrid y San Sebastián de los Reyes. Durante estas actuaciones, se incautaron "200.000 euros en efectivo, cuatro vehículos, más de 40 teléfonos móviles, 12 relojes de alta gama, material informático y 21 obras de arte y facsímiles, valoradas en más de 200.000 euros".
Asimismo, como resultado de la operación, han sido detenidas 33 personas españolas y con edades comprendidas entre los 19 y los 40 años, "a las que se les imputan los delitos de estafa, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal".
Una estructura criminal jerarquizada
La investigación, iniciada a finales de 2023, surgió a raíz de múltiples denuncias de personas que habían invertido su capital en plataformas ofrecidas por un supuesto bróker internacional, perdiendo todo su dinero sin posibilidad de recuperarlo. Se descubrió que la organización operaba de manera altamente estructurada y jerarquizada:
- Liderazgo: En la cúspide se encontraba el jefe de la organización, responsable de un fraude de más de 52 millones de euros entre 2017 y 2024.
- Logística y administración: Un grupo intermedio gestionaba los recursos y la infraestructura necesaria para las estafas.
- Captadores: En la base, comerciales encargados de atraer a las víctimas, principalmente pequeños ahorradores sin conocimientos financieros, prometiéndoles ganancias del 30% y minimizando los riesgos.
El modus operandi
Los captadores contactaban a las víctimas desde call centers improvisados, incluso desde sus propios domicilios, ofreciendo oportunidades de inversión "seguras". Sin embargo, las inversiones nunca llegaban a realizarse. El capital recaudado se dividía entre un bróker extranjero y los miembros de la organización en España, quienes se repartían las ganancias al 50%.
Este esquema incumplía las normas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ya que las víctimas no eran informadas de los riesgos reales y eran engañadas con promesas de rentabilidad que nunca se cumplían.