Arranca el plan de España de crear el enorme gasoducto de 1.000 millones de euros que causa sensación en Europa
Se espera que comience a operar en 2030 y reduzca las emisiones de C02.
El presupuesto para la iniciativa se sitúa en torno a las 837,5 millones de libras (1.000 millones de euros) ante los 351,7 millones de libras (420 millones de euros) con los que contaba en un inicio, lo que supone un incremento casi el doble de coste. En el precio se incluyen los gastos de instalación de baterías de almacenamiento en Menorca e Ibiza y un compensador de sincronía para garantizar una red más estable.
La conexión contará con tres cables, que irán desde Sagunto hasta Sa Ferradura en Alcúdia, ubicada en la bahía de Pollensa. Una vez estén en la tierra, seguirán hasta la estación de Sant Martí, en Alcudia, donde se necesitará una estación convertidora (la cual transforma la electricidad de una forma a otra para facilitar su transporte).
El espaciamiento que se necesitará entre los cables será de en torno a los 25 y 50 metros, aunque se espera que la distancia aumente cuando mayor sea la profundidad que alcance. Según afirma la Red Eléctrica, que controla y vigila la red eléctrica nacional de España, calcula que ambas interconexiones suministrarán cerca del 65% de la demanda anual media de electricidad de las Islas Baleares.
También supondrá un golpe de suerte para las emisiones de CO₂, que se calcula que podrán reducirse en 905.000 toneladas por año, gracias a la menor dependencia de combustibles fósiles, lo que a su vez favorecerá el ahorro económico anual de 149 millones de euros.
Desde la oposición de la iniciativa, sin embargo, critican el daño al patrimonio natural y a la salud pública. Un ejemplo se observa en las praderas de posidonia, una especie actualmente protegida que filtra los sedimentos de agua en la que vive.