Alquileres descontrolados: en las principales ciudades suben muy por encima del 2%
Los inquilinos denuncian presiones por parte de los propietarios para forzar subidas superiores al tope impuesto por el Gobierno, que presenta puntos débiles.
Acceder a una vivienda de alquiler en España se está convirtiendo, para muchos inquilinos, en una pesadilla. Y va a peor. El Gobierno impuso un límite a las subidas de los precios al 2% en marzo de 2022, y a finales de ese año lo prorrogó durante los seis primeros meses de 2023. Sin embargo, un agujero en la medida deja la norma en papel mojado, un punto del que se ha hecho eco la Cadena SER este lunes.
Las principales ciudades españolas han experimentado un aumento de las cuantías que los inquilinos tendrán que pagar si quieren vivir de alquiler. Las subidas, en algunos casos, superan los dos dígitos. Madrid subió un 11,2%, Barcelona un 25,7%, Valencia un 20,9% y Santiago de Compostela un 9,5%, según el portal inmobiliario Idealista.
¿Por qué se dan estas subidas? Conviene diferenciar entre los precios de oferta, que son los que muestra Idealista y las posibles subidas superiores al 2% en alquileres ya firmados. El portavoz de la plataforma inmobiliaria, Francisco Iñareta, aclara la situación: "La falta de viviendas disponibles y la alta demanda han tensionado los precios de oferta de los nuevos alquileres, pero no ha afectado a los ya firmados".
En definitiva, con el tope no se puede subir un alquiler más de dos puntos porcentuales (salvo algunas excepciones que permite la norma), sin embargo, la reducción de la oferta ha disparado los precios para alquilar viviendas.
Para el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, el tope del 2% es una "falsa limitación", ya que no afecta a los nuevos contratos o a las subidas en las renovaciones. Desde la plataforma vecinal exigen una intervención más contundente del mercado del alquiler para evitar el descontrol actual.
El Gobierno prorrogó la restricción a los aumentos en su tercer paquete de medidas anticrisis anunciado a finales del último mes del año pasado. El objetivo principal era contrarrestar el impacto de la subida generalizada de los precios en las economías familiares, que este mes de enero ha experimentado una subida de una décima. A día de hoy, la medida flaquea.
Además, algunos puntos dejan del propio límite contemplan excepciones que lo han convertido en un coladero incluso para los contratos firmados con posterioridad al mismo. Se trata concretamente de los casos en los que los propietarios de la vivienda no sean grandes tenedores (Titulares con menos de diez inmuebles). En esos supuestos, las subidas sí pueden ser superiores al 2%, siempre que haya un acuerdo entre ambas partes, inquilinos y arrendadores.
Esta cuestión, por contra, añade presión sobre los inquilinos, ya que ante las fuertes subidas, estos se ven forzados a aceptar un acuerdo, aunque sea desfavorable, con tal de no tener que enfrentarse a un mercado fuera de control, según explicaba esta mañana en la emisora el economista Javier Ruiz Pérez.
Pero, ¿y si no hay acuerdo? También pierde el inquilino, según se desprendía del relato de Ruiz. En estos casos los arrendadores recurren a finalizar el contrato de alquiler con la excusa de que la vivienda va a ser utilizada por un familiar directo o por ellos mismos. Técnicamente, esto permite que, en el plazo de dos meses, la vivienda esté disponible para después volver a alquilarla a un precio superior.
Un síntoma claro de esta maniobra se encontraría, precisamente, en el hundimiento experimentado por el stock de vivienda de alquiler durante el 2022, que también refleja Idealista. En el cuarto trimestre del año descendió un 17%, sin embargo, durante los meses de verano llegó a hundirse hasta un 25%. Si se mira por ciudades, algunas han perdido casi el 50% de su oferta, como en Granada, con un descenso del 48%.
Desde el portal inmobiliario opinan, además, que esta situación no resulta solamente en la dificultad para encontrar una vivienda asequible, sino que también afecta a la salud mental de aquellos que aspiran a tener, al menos, una habitación. "Genera ansiedad entre las personas, que tienen que someterse a auténticos castings en competición con decenas de posibles inquilinos igual o mejor cualificados que ellas", añade Iñareta.
Pisos turísticos, ¿el ojo del huracán?
La noticia de la Cadena Ser señalaba que algunos propietarios presionaban a sus inquilinos para echarlos al tiempo que manifestaban que su objetivo era usar las viviendas para alquilarlas como pisos turísticos.
Borja Badiola, cofundador de Suomma, empresa dedicada al asesoramiento para la inversión y compraventa de inmuebles con fines de alquiler turístico, atiende a El HuffPost por vía telefónica para puntualizar algunos aspectos de esta cuestión y confirmar la tendencia: "Los precios de los alquileres turísticos sí han aumentado, sobre todo debido al fin de la pandemia y al aumento de la demanda de este tipo de inmuebles por parte de los turistas".
Desde Idealista, Iñarreta señala que el aumento de los pisos turísticos puede haber tenido que ver con las subidas, sin embargo, no es la clave para explicar toda la problemática. La tormenta perfecta sería la siguiente: "Las caídas de producto se han dado en todos los grandes mercados y se ha repartido por prácticamente todas las zonas de cada ciudad, sin importar si son destinos turísticos o no. Por otra parte, demanda de alquileres no ha parado de crecer durante el 2022 por lo que estamos ante un escenario en el que hay mucha gente buscando y muy pocas viviendas".
El empresario de Suomma coincide con Iñareta, y afirma que si bien hay ciudades como Madrid y Barcelona donde la influencia de este fenómeno puede haber sido un poco más notable, no considera que haya sido decisivo, ya que la subida ha sido generalizada tanto en zonas de la periferia como en los centros de las ciudades, más turísticos.
Badiola dmite que este factor puede suponer un elemento que aumente la tensión en cuanto a precios, pero son "decisiones particulares" de los propietarios, y señala que las administraciones locales tienen la responsabilidad de regular la actividad para que tanto los vecinos como los turistas puedan convivir en armonía.
¿Hay solución?
Sí. Durante la peor parte de la pandemia el precio de los alquileres sufrió una bajada considerable debido a que muchas viviendas que eran utilizadas como pisos turísticos pasaron a la oferta de vivienda residencial de alquiler. Para Iñareta, ahí radica la clave para solucionar este nudo que trae de cabeza a millones de personas, especialmente a los jóvenes.
"La pandemia fue la constatación de que cuando el volumen de oferta disponible crece con fuerza los precios caen significativamente. Desde idealista apostamos por medidas que hagan florecer en el mercado nuevo producto de alquiler disponible", cuenta Iñareta. Para el portavoz, la solución pasa, por tanto incentivar un aumento de la oferta que ayude a bajar los precios.
Una de esas medidas, concluye, sería la creación de un parque público de viviendas de alquiler, además de promover la seguridad jurídica de los propietarios en caso de impago de la renta.