Activan las alarmas por el polvorín de bacterias peligrosas para viñedos y olivares al sur de Europa
Aunque Portugal es el país más afectado, España e Italia tampoco se libran.

El director del Laboratorio Fitosanitario (FitoLab) de Portugal ya ha alertado del “polvorín” que se está formando en los países del sur de Europa, como Portugal, España e Italia con la propagación de una bacteria en el país que puede afectar a viñedos, olivares y otros cultivos de gran valor social y económico.
La bacteria xylella fastidios se detectó por primera vez en Portugal en 2019, en el Área Metropolitana de Oporto, y, desde entonces, se han sumado otros 18 focos activos, repartidos por varios puntos del país, cuya medida para las zonas demarcadas implica la eliminación de todas las plantas potencialmente hospedadoras del organismo (hay más de 500).
“Portugal es el país con más brotes en Europa. Los tiene en Trás-os-Montes, Oporto, la región Central, Lisboa y Marvão. En cuanto a las zonas [afectadas], puede que no sea la más extensa, pero sí la que presenta mayor riesgo, con probabilidad de propagación por todo el territorio”, declaró al medio portugués Lusa Joana Costa, directora de Fitolab, un laboratorio ubicado en el Instituto Pedro Nunes de Coímbra, que investiga y detecta plagas y enfermedades de las plantas.
Para el especialista, además del alto riesgo de diseminación, los brotes ya identificados se encuentran cerca o en zonas con alta capacidad de producción de diversas plantas afectadas por la bacteria, como olivos, vides, cerezos o almendros. “Es un polvorín”, afirmó el director de ese laboratorio, que tiene un proyecto de investigación dedicado a la xylella.
Joana Costa utiliza el brote registrado en 2013 en Puglia, Italia, para ilustrar el impacto económico y social que podría tener esta bacteria. En esa región de Italia, en sólo 10 años, la epidemia provocó la muerte de 21 millones de olivos (un tercio de los de Apulia), afectando un total de 54 mil hectáreas, según un artículo científico de la revista Nature. La bacteria, que es transmitida por el insecto cicadélido, común en Europa, bloquea el xilema y las plantas se secan hasta morir completamente, explicó Joana Costa.
Hasta el momento, no existe manera de tratar la bacteria y la única solución es crear zonas delimitadas y eliminar todas las plantas susceptibles de albergar xylella en un radio de dos kilómetros. Más allá de este radio, se crea un área de prospección más amplia, en la que se buscan detectar plantas infectadas, lo que provoca que los brotes iniciales se expandan más allá del radio inicial.
En el caso de Italia, se buscó cruzar y encontrar dentro de sus olivos variedades que fueran menos susceptibles a la bacteria, como se hizo en el pasado en Brasil, cuando la bacteria atacaba a los naranjos, una tarea que lleva años. “Pero desde hace diez años vemos una muerte lenta de las plantas en Italia”, afirmó, subrayando que todos los focos en Europa, incluso con medidas fuertes en algunos casos, han seguido expandiendo su área.
En el caso de Portugal, queda casi todo por hacer, afirmó el director de FitoLab, lamentando que en 2016 el Estado portugués no optara por la posibilidad de crear una estación de cuarentena para testar infecciones de plantas de forma segura, junto con España.
“Los españoles han avanzado más y hoy en día cuentan con estas instalaciones donde pueden probar la susceptibilidad de sus cultivos a las bacterias”, señaló este experto. En cambio, en Portugal, por el momento, no se sabe qué plantas son más o menos susceptibles, lo que podría poner en riesgo el patrimonio genético de los cultivos portugueses.
“En Apulia contaban con financiación millonaria y desde el primer día empezaron a trabajar en la mejora genética, y aun así tardaron más de diez años en encontrar una solución”, explicó. Para Joana Costa, es fundamental que el Estado invierta en la conservación de sus culturas, con planes estructurados y dedicados en este sentido. Y esta experta lamenta que, por lo general, sólo se toman medidas cuando los impactos empiecen a sentirse más claramente.