Manifestación entre gaviotas y olas
En una manifestación en el mar las pancartas son bien grandes y los gritos son sustituidos por las sirenas de los barcos. En una protesta marinera, el manifiesto se lee a través de la radio que une a los participantes en un todos a una. Así ha sido la que hace se vivió el lunes en el límite de la ría de Muros con el Océano Atlántico.
En una manifestación en el mar las pancartas son bien grandes y los gritos son sustituidos por las sirenas de los barcos. En una protesta marinera, el manifiesto se lee a través de la radio que une a los participantes en un todos a una. Así ha sido la que se vivió el lunes en el límite de la ría de Muros con el Océano Atlántico, un encuentro entre los pescadores gallegos y la organización ecologista Greenpeace muy diferente del que tuvo lugar hace unos años, cuando los del mar tiraban huevos a los del arco iris.
Hoy, los pequeños barcos pesqueros de las rías ya no ven a los ecologistas como un peligro para su forma de vida. Sus mensajes conservacionistas son ahora compartidos porque cada día vuelven a casa con las redes más vacías, y los bolsillos de sus pantalones con agujeros más grandes, que son las deudas. "Mire, un pulpo es lo que llevamos hoy, y poco más", me contaba uno de los patrones desde su barco, de no más de cinco metros de eslora. A través de su cerrado acento gallego se dejaba entrever la desolación de otro día perdido.
Más de medio centenar de embarcaciones como ésta se sumaron a la cita que surgió de la cofradía de Muros, al calor de la visita del barco ecologista Arctic Sunrise. Llegaron desde la ría de Corcubión, de Arosa y de más lejos aún. Todos a una, repetían los patrones cuando, con la zodiac de Greenpeace, nos acercábamos a sus quillas.
El Arctic Sunrise, de Greenpeace, rodeado de barcos de pescadores. Foto: RMT.
Poco a poco fueron rodeando el Arctic Sunrise. "Cañete, no destruyas la pesca europea", "Por una pesca sostenible", clamaban desde sus grandes pancartas, y las gaviotas se alborotaban al tronar de las sirenas, cuyo eco esperan que llegue a Bruselas, o a Madrid, o al menos a la Xunta de Galicia, porque el presidente Feijoó tiene mucha mano con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Un informe presentado este martes mismo por la ONG pone el contrapunto a estas demandas: las poblaciones reproductoras de atunes han disminuido un 52% en los mares, y hasta un 80% en algunos lugares, debido al uso de palangres industriales y unos cercos no selectivos que son habituales en el sector pesquero industrial español, el mismo que viaja hasta el Índico para esquilmar costas ajenas, mientras que caen en el olvido los que nunca irán tan lejos con sus redes y sus cebos.
Ni en Greenpeace esperaban tanta afluencia a la protesta en la ría de Muros; era día de labor y muchos de estos pequeños pescadores artesanales no pueden perder una sola jornada. "Aquí no hay vacaciones, por eso algunos no han venido, no han llegado a tiempo, pero somos muchos más los que queremos que esto cambie", apuntaba Luis, de la cofradía de Muros. "Ahora se acaba la temporada de pulpo y empezamos con la lubina", añadía desde su cubierta. Y con ese sencillo dato ponía de manifiesto algo evidente que los consumidores hemos ido olvidando ante las bandejas de congelados de las grandes superficies: cada especie tiene su tiempo, y su tempo.
Uno de los barcos con una pancarta y una zodiac. Foto: RMT.
Tiempo que permite recuperar los stocks, es decir, que ninguna especie esté por debajo de su capacidad de recuperación, algo que los ministros aprobaron en la Cumbre de Johannesburgo que debería estar en marcha para 2015 y que ahora se quiere retrasar. Y tiempo que debería acompañarse de una reducción de las flotas, no de las más chicas, que esas están cayendo solas, si no de las otras.
Muchos entre la tripulación de Greenpeace me reconocían que había sido una manifestación muy emotiva. Los marineros y el mar. Y unos pocos periodistas a bordo de unas zodiacs. Sin límites de recorrido, sin riesgo de multas por participar, sin antidisturbios.
Tras la protesta, el Arctic Sunrise encendió los motores y ahora sigue ruta por el Cantábrico.
A bordo, vuelve la rutina de cada día: los turnos de limpieza para todos y, después, mientras los marineros limpian la cubierta bajo un cielo plomizo, el segundo oficial dirige el rumbo escuchando baladas argentinas y el equipo de Greenpeace España prepara la siguiente acción para la nueva parada, en Bilbao.