El sueño americano de un gallego en Chicago
Fuí a trabajar y más tarde estudiar y sin mucha idea de inglés. Marché de Dorrón, un pueblito de apenas 1.300 habitantes, hacia una ciudad con un área metropolitana de 9,5 millones. Al principio daba un poco de miedo, pero del sano. Qué gran cambio, ¿verdad? Y qué gran oportunidad.
Han pasado seis años desde que me fui de Chicago, donde viví otros seis años y pico. Para muchos, Nueva York es la ciudad, para otros Madrid, algunos se van a Londres, los enamorados a París, etc. Para mí, después de mi tierra gallega, mi segunda casa, Chicago. Sí, la ciudad de Al Capone, la ciudad a la orilla del lago Michigan, la ciudad del gran incendio, la ciudad del viento, la ciudad del Blues, una de las ciudades más vistas en películas, una ciudad con grandes universidades, una ciudad cuya arquitectura es referencia a nivel mundial, donde los Obama tienen su casa, donde nacieron personalidades como Ernest Hemingway, Hillary Clinton, Raquel Welch, Daryl Hannah, etc. En definitiva, una ciudad espectacular.
Llegué en dicembre del 2001, meses despues de los atentados del 11 de Septiembre. Fuí a trabajar y más tarde estudiar y sin mucha idea de inglés. Marché de Dorrón, un pueblito de apenas 1300 habitantes, hacia una ciudad de 2.8 millones de personas (más de 9 millones si contamos el área metropolitana). Como diría alguno, el sueño americano estaba a mis pies. Al principio daba un poco de miedo, pero del sano. Un gran cambio pero también una gran oportunidad.
Me acuerdo cuando me iba, las despedidas, el nerviosismo, cruzar el Atlántico yo solo, ir a la aventura. ¿Qué me iba a encontrar? ¿me gustará? y tantas otras preguntas tenía en mi cabeza. LLegué de noche y con el avión sobrevolando la ciudad de Chicago a su llegada al aeropuerto O´Hare. Qué vistas! Me enamoré de Chicago nada más verla. Quedé con la boca abierta y aún hoy en día solo de pensarlo digo: Guau!, qué pasada!. Sus calles norte a sur, este a oeste y algunas diagonales, ese mapa que todo habitante de Chicago tiene en su cabeza para orientarse en esta gran ciudad. Estuve dos horas solo en el aeropuerto, dando vueltas, esperando, sin saber que hacer ni a donde ir. Al final me vinieron a recoger dos de mis futuros compañeros de trabajo. A partir de aquí los próximos seis años serían de descubrimientos diarios, de crecimiento, de aprendizaje, de disfrute, de apertura de la mente, de sentirse como que uno está en el centro del mundo.....y todo en el contexto de esta maravillosa ciudad, Chicago, en el estado de Illinois. I love it! y I miss it!.
El trabajo y más tarde los estudios me los tomé en serio. Tuvé que aprender el ingles a marchas forzadas, una vez te sueltas va rápido. Aunque con tanta gente que habla español en Chicago, aprender el inglés se complica un poco. Fuera de todo lo malo que rodea a EEUU, mi experiencia en Chicago fué de estar en una gran ciudad y en un gran país. ¿Criticable mi opinión? Si. En muchos aspectos, también, y seguro muchos opinarán lo contrario. Ahora, para mi un gran país y los americanos son buena gente. No puedo negarlo, allí pase de los mejores años de mi vida. EEUU lo asociamos al sueño americano, dinero y Wall Street, el viaje a la luna, las guerras y las armas, la pobreza también, racismo, etc. No nos engañemos ¿y dónde no? Ver nuestra maravillosa España en la actualidad ¿qué le ha pasado? La gran crisis (educativa, salud, política, económica,...). La corrupción a todos los niveles ¿y ahora qué? No nos equivoquemos, ningún país es perfecto, ni EEUU ni el nuestro tampoco. Lo mejor sería aprender lo bueno unos de los otros, además de los errores. Suena utópico ¿verdad?.
Preparaos para pasar de -25°C a 35°C cada 6 meses. Este invierno en Chicago los termómetros marcaron -50°C, un record histórico en EEUU. Luego en verano ese calor pegajoso que con la humedad puede superar los 40°C. Suerte que la calefación y el aire acondicionado allá suelen estar instalados y funcionan. Hay un dicho en Chicago que dice: "Si no te gusta el tiempo en Chicago, espera 5 minutos", por su clima impredecible. En invierno, el corazón de la ciudad sigue latiendo y los días se hacen cortos. La gente no hace tanta vida pero sigue haciendo cosas a un buen ritmo pero pausado. Es lo bueno de vivir en una ciudad como esta porque siempre hay algo que hacer. Ahora sí, cuando llega la primavera, se va el frío y la nieve, y sale el sol, la ciudad eclosiona de una manera espectacular. El cambio es radical, es como pasar de vivir en un iglú a estar en los carnavales de Brasil, en un abrir y cerrar de ojos. Increíble!!! El colorido, la gente, los festivales de todos los tipos y culturas, todos patinando o en bici, las barbacoas, el lago y sus veleros, etc. Digamos la felicidad se palpa en el ambiente y sobre todo en las caras de la gente.
Chicago es una ciudad multicultural, una ciudad con una diversidad increíble. Qué maravilla! Esas ganas de vivir de la gente con la llegada del buen tiempo. Esos momentos imperecederos incrustados en la memoria de uno. Una ciudad donde los amigos aparecen en todos lados y como seas un poco sociable, la casa se te llena a diario. Y además siendo español y gallego, madre miña!. Una ciudad con representación de toda America latina (argentinos, colombianos, salvadoreños, dominicanos, puertorriqueños,...). La comunidad latina más numerosa, sin duda, la mejicana, amantes del tequila y de la música de Jose Alfredo Jimenez. Andale! Por lo tanto, para pasarlo bien y en definitiva vivir como nos gusta a los españoles, sin duda alguna, Chicago es una ciudad que se presta.
Chicago es la ciudad con más polacos fuera de Polonia, una comunidad puertorriqueña enorme, mejicanos por un tubo, los colombianos y sus picadas, un Chinatown propio, la zona griega, la zona de italiana de J.P. Dimaggio, los indios (de la India) en Devon, hasta una zona donde se concentrán los alemanes y su buena cerveza,...etc. Vamos, mucho de todo y bueno. Yo viví en la zona italiana "Little Italy", en la zona noroeste de "Logan Square", y como no, por casi un año en las famosas torres "Marina City" en el corazón de la ciudad. Aquí conocí a mi gran amiga canaria, Ruth, y con ella Chicago explotó ante mis ojos. Ese fué mi segundo año en Chicago y allí conocí a amigos de todas partes, demasiados para nombrarlos a todos.
Durante esos seis años allí, recorrí la ciudad de punta a punta, estuve en cientos de fiestas, barbacoas, actos culturales, conciertos, reuniones, en definitiva, con gente de todo el mundo. Conocí cientos sino miles de personas, y todo esto a la par que estudiaba y trabajaba. ¿Cómo es posible? Uno cuando vive en esta ciudad hace de todo porque algo te empuja, una fuerza (no la oscura), quizás la fuerza de vivir a tope, el carpe diem americano pero con sangre española, el vive todo lo que puedas y más. Quizás a algunos les suene raro, a otros les parezca una locura, pero eso es lo que pienso y siento cuando recuerdo Chicago. Para mi, es la ciudad, y la única que conquisto mi corazón, después de mi Galicia claro está. La morriña gallega es ese sentimiento de apego a la tierra y gente de uno. Yo siempre tuve morriña de mi Galicia allá donde estuviese. Desde que me fuí de Chicago en el 2008 tengo morriña de esa maravillosa ciudad, curioso, ¿verdad?.
La última vez que la visite fué hace más de 3 años. Ahora con las nuevas tecnologías sigo en contacto con muchísimos amigos de allá. Veo las fotos y mensajes que me envían de reuniones en casas de amigos, jugando al bolley en North Avenue Beach, paseando en bici por Lake Shore Drive, tomando unas tapas en el Cafe Ibérico, contemplando desde el balcón de las Marine City el río Chicago teñido de verde el día de San Patricio, viendo jugar a los Cubs o a los Chicago Bulls, los grandes coches americanos, el Blues y el Jazz, la milla de oro, su peculiar línea de metro elevado "the loop", oh yeath!. Qué recuerdos!. Espero volver algún día al menos de visita. Ahora mi vida está aquí, pero dicen que el que se va de Chicago más tarde o más temprano suele volver. Así le ocurrió a varios amigos míos, ¿seré yo el siguiente? La vida dirá y suele poner a cada uno en su sitio. Un saludo a todos mis amigos de Chicago.