12 trucos de limpieza para una casa impoluta
Cuando el interior de un jarrón alcanza unos niveles desorbitados de porquería o cuando el aire acondicionado expulsa más suciedad que aire frío, esto de ser adulto se complica algo más de lo esperado. Ahí es donde entran en juego estos trucos.
Hacer la cama, limpiar el polvo y sacar la basura: todo pan comido. Ojalá todas las tareas domésticas fueran así de sencillas. Cuando el interior de un jarrón alcanza unos niveles desorbitados de porquería o cuando el aire acondicionado expulsa más suciedad que aire frío, esto de ser adulto se complica algo más de lo que esperabas.
Ahí es donde entran en juego estos trucos. Si los sigues, evitarás la inhalación de productos tóxicos al quitar la suciedad de las paredes del horno o mientras intentas convencer al moho de que salga de la ducha (al moho le encanta estar ahí). Hay una forma mejor de limpiar: la ecológica. Echa un vistazo a estas soluciones para acabar incluso con los hedores más repugnantes de la casa:
Ilustraciones de Mallory Heller.
Problema: La capa de polvo acumulado en la rendija de ventilación del baño, en los ventiladores o en el aire acondicionado alcanza un grosor de unos 5 centímetros.
Solución: Como tienes mejores cosas que hacer que limpiar cada rincón con un bastoncillo (sí, todos lo hemos hecho alguna vez), utiliza la misma herramienta con la que limpias el teclado del ordenador: el aire comprimido. Asegúrate de ponerte una mascarilla antes de empezar con ello y limpia el polvo de cualquier lugar.
Problema: La alcachofa de la ducha está recubierta de una especie de película compuesta por minerales presentes en el agua dura, restos de jabón y asquerosas bacterias.
Solución: Pasa de frotar y hazle un gorro de ducha a la alcachofa de ducha. Coge una bolsita de plástico, echa vinagre blanco en su interior y sujétala alrededor del mando de la alcachofa de la ducha con una goma elástica o un alambre. Déjalo marinar durante una hora. Después, quita la bolsa y limpia la alcachofa con un paño que no deje pelusa.
Problema: Una capa de porquería indescriptiblemente asquerosa se ha acumulado dentro de un jarrón, pero el cuello del mismo es demasiado estrecho como para meter la mano.
Solución: Sí, lo obvio sería utilizar un cepillo de mango largo. En su lugar (que para eso esto es un truco), echa dentro del jarrón un puñado de arroz crudo y un chorro de lavavajillas líquido. Después, llena el jarrón con agua hasta la mitad. Tapa la boca del jarrón con la mano o con alguna especie de tapa de un material resistente al agua y agítalo con energía. El arroz hará las veces de material abrasivo y limpiará las paredes internas del jarrón. Aclara el jarrón y repite el proceso hasta que quede impecable.
Problemas: Las paredes del horno están tan cubiertas de grasa y de restos de comida repegada que puede ser necesario un cincel.
Solución: No vas a necesitar nada de eso. Ni tampoco productos tóxicos. Cubre el interior del horno con una pasta a base de bicarbonato y agua y déjalo reposar durante 24 horas (con el horno apagado, evidentemente). Límpialo, rocía los residuos que queden con vinagre y vuelve a limpiar con un trapo. Repite el paso del vinagre hasta que el horno esté lo suficientemente limpio como para volver a cocinar en él.
Problema: Las persianas han acumulado tanto polvo que tardarías un día entero en limpiarlas una a una (y lo único que se consigue con un plumero es dejar el polvo en el aire para que acabe volviendo a las persianas).
Solución: Coge un paño, sumérgelo en vinagre y enróllalo alrededor de unas pinzas para ensalada. Puede parecer raro, pero tu nueva herramienta reducirá el tiempo de limpieza para que puedas volver a ver el sol de nuevo.
Problema: Eres el rey de las manualidades y, aunque tu último proyecto es una obra maestra, hay purpurina por todas partes. O puede que no hagas muchas manualidades pero alguien te haya mandado una tarjeta de felicitación con purpurina.
Solución: Plastilina. En serio. Ten siempre un bote en casa y utilízalo para recoger con facilidad una de las cosas que más ensucian del mundo. ¿Limpiar un material para hacer manualidades con otro material para hacer manualidades? Es posible.
Problema: La plancha destiñe algunas prendas y les transfiere suciedad acumulada. Muy contraproducente.
Solución: Esparce sal sobre papel absorbente y pasa la plancha sobre ella (a alta temperatura y sin vapor). La sal actuará como abrasivo y rascará los residuos de la base de la plancha sin arañarla. Si es plástico derretido lo que quieres quitar de la plancha, esparce sal sobre papel de aluminio y repite el proceso para retirarlo.
Problema: Los armarios no tienen muy buen aspecto por culpa de toda esa grasa que se acumula al cocinar. Es lo que pasa por cocinar en casa. Ninguna buena acción queda impune.
Solución: Coge un cepillo de dientes viejo (o el que estés utilizando ahora: deberías cambiarlo de vez en cuando, así que esta puede ser la excusa perfecta) y mójalo en una pasta casera hecha a base de bicarbonato y aceite vegetal. Frota con él los armarios hasta que vuelvan a resplandecer.
Problema: El moho se ha mudado al riel de la cortina de la ducha o al marco de la mampara.
Solución: Moja unas toallitas de papel en vinagre y colócalas en el riel. Después de media hora, retíralas y limpia el moho que se haya despegado con un cepillo de dientes viejo o con bastoncillos. Quedará limpio sin frotar mucho y sin necesidad de inhalar productos tóxicos.
Problema: Las aspas del ventilador de techo tienen una capa considerable de polvo y no hacen más que ensuciar el aire que respiras. No, gracias.
Solución: Envuelve cada aspa del ventilador con una funda de almohada vieja o sucia (a ver qué encuentras en el cesto de la ropa sucia) y retira el polvo haciendo que quede dentro de la funda de almohada. ¡Una genialidad!
Problema: Cuatro palabras: Residuos en el inodoro.
Solución: Este truco es más bien una medida de prevención. Llena un tarro de vinagre blanco, haz unos cuantos agujeros en la tapa de metal, coloca el tarro, con la tapa puesta, boca abajo en la cisterna y cada vez que tires de la cadena irá saliendo un poquito de vinagre con el agua.
Problema: No es que te esté empezando a fallar la vista, es que necesitas limpiar la pantalla del ordenador, la de la tablet y la del móvil, pero no tienes a mano una de esas gamuzas de microfibra.
Solución: ¡Filtros para hacer café! No solo sirven para limpiar el polvo sin arañar la pantalla, sino que también eliminan la electricidad estática. ¡Dos trucos por el precio de uno!
Escrito por Kristine Solomon
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.