Un “paso de gigante” hacia Moncloa
Sánchez se erige vencedor de la primera gran votación en el Congreso. Un sector del PP pide a Génova “reformular el discurso” y rearmarse para la oposición.
La realidad política que se vivió en la sesión constitutiva de las Cortes Generales fue muy reveladora. Por un lado, Pedro Sánchez logró situar a su candidata a la presidencia del Congreso a la primera, exhibiendo una robusta mayoría absoluta tras las negociaciones discretas lideradas por Félix Bolaños con sus previsibles socios de legislatura. Por otro, Alberto Núñez Feijóo comprobó como a la suya únicamente le votaron los diputados del PP, UPN y Coalición Canaria tras una abrupta ruptura con Vox, su compañero de gobierno en comunidades y municipios.
“Sánchez ha dado un paso de gigante para lograr su investidura”, resumió, pletórico, un alto cargo socialista. Y el diagnóstico es compartido prácticamente por todo el arco parlamentario, para decepción de la derecha. El presidente en funciones dejó claro el jueves que tiene los apoyos para sacar adelante votaciones tan decisivas como la de la elección de la Mesa de la Cámara. Y aunque Carles Puigdemont se apresuró a asegurar que para investir a Sánchez pedirán más, la euforia se hizo patente entre los integrantes del denominado Gobierno progresista.
La sesión parlamentaria también dejó, de hecho, imágenes indicadoras de quién ganó y quién perdió el primer envite. Ministros en funciones, miembros del PSOE y de Sumar… todos se acercaban a los periodistas con una sonrisa, mostrándose pletóricos. El argumento que repetían era claro: “Los números no engañan. Sánchez tiene mayoría absoluta pactando con sus aliados mientras Feijóo ni tan siquiera ha amarrado el apoyo de Vox para la candidatura de Cuca Gamarra”, según fuentes socialistas.
Por el contrario, rápidamente se hizo viral la secuencia de un Feijóo y una Gamarra contrariados al comprobar que sonaba el nombre de Ignacio Gil Lázaro, de Vox, en el recuento para elegir al presidente del Congreso. El motivo fue la decisión a última hora del PP de votarse así mismo para obtener dos vicepresidentes y dos secretarios de la Mesa una vez comprobaron que sí o sí Francina Armengol se iba a convertir en la tercera representante del Estado. Para rematar, un indignado Santiago Abascal dejaba en el aire su respaldo a una hipotética investidura del líder gallego.
La fotografía ofrecida por la derecha política desde sus escaños provocó un seísmo en el PP. Aunque los populares hayan logrado más poder en la Mesa, argumenta un líder territorial consultado por este periódico, “la imagen fue la de un partido muy solo, al que incluso le dio la espalda su socio de gobierno en muchas partes de España”. “De sopetón, nuestro discurso quedó liquidado”, según su resumen. Ni rastro de los 171-172 votos a favor de los que habló Feijóo en la víspera, cuando reunió a sus diputados y senadores. Las caras ya entonces no eran de optimismo.
De hecho, un sector del PP pide “rectificar” ya la estrategia iniciada tras el resultado electoral, asumir que el partido tendrá que liderar la oposición y rearmarse orgánicamente. “No podemos seguir diciendo eso de que hemos ganado las elecciones, aunque sea verdad. Provoca una frustración enorme en nuestro electorado y estructuras porque todo el mundo es consciente de que no nos dan los números y que, salvo sorpresa mayúscula, Sánchez será investido presidente”, en palabras de otro presidente autonómico. Y remata: “Supongo que el Rey, al ver el debate del otro día, tendrá bastante claro ya quien tiene más opciones de gobernar el país”.
Así lo ve otro cargo del PP: “Dejaron a Cuca, la secretaria general de nuestro partido, a los pies de los caballos. Lo que ocurrió es incomprensible. El desconcierto se vio en directo por las televisiones y para rematar, Abascal amenaza con no votar a Feijóo”. Una mayoría de dirigentes interpelados por El HuffPost coincide precisamente en que “hay que clarificar la relación con Vox”, aunque no hay unanimidad sobre el proceder. Unos piden un distanciamiento claro, como hizo Pablo Casado en una de las mociones de censura. Otros recuerdan que “nos pueden hacer la vida imposible” en comunidades y ayuntamientos donde forman parte de los gobiernos.
La siguiente pantalla en esta liturgia de la investidura es la ronda de contactos del jefe del Estado con las distintas formaciones políticas, a fin de solicitar a uno de los candidatos -esto es, a Sánchez o a Feijóo- que se someta a una sesión de investidura. Este mismo viernes, don Felipe ya recibió a Armengol y el próximo lunes empezará a escuchar a los partidos calculadora en mano. Si el monarca no lo ve claro, podría tomar la decisión de dilatar los tiempos hasta aclarar la aritmética parlamentaria, cosa de la que hay precedentes.
Los cargos socialistas consultados interpretan que Puigdemont seguirá “forzando la máquina”, metiendo presión y alargando al máximo los tiempos como hizo con la votación de Armengol. “Pero lo conseguido esta semana en el Congreso despeja la mayor de la incógnitas. Si hubiéramos perdido la votación, habría sido el desastre y la lectura hoy sería la de un país abocado a nuevas elecciones. Sin embargo, de lo que hoy se habla es de la fortaleza de Sánchez y de la debilidad de Feijóo”, opinan en Ferraz. De momento, el líder del PP insiste en que quiere ir a la investidura y sigue mirando al PNV.