La 'semana horribilis' de Vox: de Castilla y León a las broncas de Losantos
Días duros para la ultraderecha tras la polémica por el aborto creada por Juan García-Gallardo.
La ultraderecha decidió apretar el acelerador y ha acabado fuera de la carretera en cuestión de una semana. Ya fuera por pura estrategia electoral de cara a las elecciones o por un patinazo político, lo cierto es que a Vox se le han atragantado los últimos días, en los que ha visto cómo ha tenido que torcer su brazo ante el PP y cómo medios habitualmente amables, les apretaban las tuercas. Ni Ayuso, a veces más cerca de los de Abascal que de su propio partido, se ha cortado en sus críticas.
A cinco meses de unos comicios autonómicos y municipales que se antojan fundamentales para el futuro político del país, todas las formaciones aprovechan el mínimo fallo de cualquiera de sus rivales para lanzarse a la yugular, y cuidan muy mucho sus espaldas ante posibles desgastes.
El PP, que nadaba feliz entre las polémicas del Gobierno de Pedro Sánchez, se encontró de pronto con que desde Castilla y León se le formaba una crisis enorme, que ha puesto en cuestión el modelo de coalición con quien será, a buen seguro, su futuro aliado a partir del mes de mayo.
Juan García-Gallardo, de Vox y vicepresidente sin funciones de esta región, anunciaba un nuevo protocolo para asistir a mujeres embarazadas que obligaba a los médicos a ofrecer escuchar el latido del feto, incluso si la paciente pretendía abortar.
Un anuncio que se le ha enredado en el pie al PP, que ha intentado de todos los modos posibles desmarcarse de esta medida. Versiones contradictorias, desmentidos y presión de Génova para que Alfonso Fernández Mañueco saliera a poner orden en su Ejecutivo.
Al PP le ha costado caro, sí, pero Vox no sale mejor parado de este viaje. En apenas unos días, la formación de Santiago Abascal, que sólo este jueves ha dado la cara ante la enorme crisis generada por uno de sus líderes regionales; ha visto cómo hasta desde la prensa más afín les cantaban las cuarenta por lo sucedido en Castilla y León.
Ya el lunes por la mañana, en El Programa de AR de Telecinco, García-Gallardo tuvo que ver cómo Ana Rosa Quintana le afeaba el contenido del anuncio que él mismo hizo días antes en rueda de prensa sobre el aborto, afirmando que las mujeres “sabemos lo que queremos” y asegurando que este anuncio ha sido para PP y Vox como “pegarse un tiro en el pie” en un momento en el que el gobierno de Sánchez estaba acorralado.
En esa misma entrevista, García-Gallardo aseguró que el protocolo no obligaría a las mujeres a escuchar el latido del feto, pero sí a los profesionales médicos.
Apenas pocas horas después, el dirigente regional de la ultraderecha veía cómo el presidente castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, comparecía en una declaración institucional para desautorizarle: las medidas no obligarán a las mujeres ni a los médicos, resumió. “La voluntad de la mujer, la legislación vigente y el criterio médico seguirán operando en esta región”, aseveró.
Mañueco ya tenía entonces sobre la mesa uno de los dos requerimientos del Gobierno para frenar las medidas de su Ejecutivo. Y desde Madrid le estaban reclamando que zanjase un asunto que no podía venirle peor a su partido.
La única forma de hacerlo fue torcerle el brazo a su socio, que se revolvía llegando a amenazar con revisar el acuerdo de Gobierno. ¿Elecciones a la vista? Ambas partes lo han tenido que negar al tensarse la cuerda al máximo.
Al final, la ultraderecha, viendo los riesgos de tamaña crisis a pocos meses de unos comicios, ha rebajado la tensión. El propio Juan García-Gallardo tuvo que dejar claro que de ningún modo iban a "frustrar la alternativa a la izquierda".
Pero la presión que ha sentido Vox no ha procedido sólo del PP. Desde los micrófonos de EsRadio, Federico Jiménez Losantos atacaba duramente a la formación de extrema derecha.
Especialmente amargos eran sus adjetivos contra García-Gallardo, al que tildó de "mendrugo", "joven majaderín", "pasante de bufete de provincias", "chulo" y otros epítetos, que acompañó con respuestas a su discurso sobre el aborto. "O piensas como nosotros o eres un asesino. Bueno, asesina será tu madre", llegó a decir el locutor.
Un día después, Losantos se las tuvo tiesas con Rocío Monasterio, portavoz de la formación de ultraderecha en la Comunidad de Madrid, a la que abroncó en directo de muy malas maneras, reprochándole no haber apoyado los Presupuestos del Gobierno de Ayuso. La cara de Monasterio viendo la que le estaba cayendo era todo un poema.
Para colmo, aprovechando que la ultraderecha le ha tumbado los presupuestos, en estas aguas revueltas se puso a pescar el lunes Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña, que también se mostró muy crítica con García-Gallardo.
"Es innecesario todo lo que se ha provocado, no son formas de hacerlo (...) Si luego te preguntan y dices ‘no sé de embarazos’... ¿Para qué hablas así? ¿Qué necesidad hay de provocar todo esto y alimentar lo que el Gobierno está buscando, de acorralar y decir que vuelve la extrema derecha?", lamentó en un desayuno informativo con El Mundo.