Sánchez acaba con los tabúes de Puigdemont, Junqueras y Bildu
El presidente comienza a asumir con naturalidad los peajes de esta legislatura: las fotos que vendrán con ambos líderes independentistas y la "normalización" de las relaciones con la izquierda abertzale
A Pedro Sánchez ya le ha tocado la lotería. Y no aludimos a que el líder socialista se llevó el año pasado un 'pellizco' de hasta 320 euros con tres décimos diferentes premiados en el Sorteo Extraordinario de Navidad. Tiene suerte hasta para eso.
El presidente del Gobierno puede sentirse este año afortunado porque ni los más optimistas en Moncloa confiaban en que el jefe del Ejecutivo lograría acabar el año revalidando su cargo tras las generales del 23 de julio. Las encuestas, desde luego, no lo pronosticaban, y el propio Sánchez admitió hace una semana en la presentación de su libro, 'Tierra firme', que durante la campaña tuvo que "levantar los ánimos" de los fieles socialistas ante el tsunami de la derecha que se barruntaba.
Por eso, Sánchez se mostró este martes sonriente y tranquilo en el tradicional encuentro con los periodistas en Moncloa para celebrar la Navidad. Poco más podía pedir a un año que se torció para él el pasado 28 de mayo con una importante pérdida de cuota de poder territorial tanto en el ámbito autonómico y municipal, pero que remontó el 23-J y que culminó con la articulación de una mayoría 'imposible' para su investidura el pasado noviembre. La resiliencia de Pedro Sánchez ha vuelto a quedar, de nuevo, probada. Perro Sanxe estaba muy vivo.
Sea suerte o mera confianza, Sánchez comienza a asumir con naturalidad los peajes que tiene que afrontar en esta legislatura. Por eso, durante el habitual corrillo con la prensa, el líder socialista aseguró sin titubeos que habrá "varias" fotos con Puigdemont y Junqueras en los próximos meses y que el acuerdo para la moción de censura de Bildu en Pamplona, pese a verlo como "un asunto muy local", forma parte del plan de "normalización" política que quiere mantener con sus aliados parlamentarios.
"Si aprobamos la ley de amnistía, lo lógico es que yo me pueda reunir con Puigdemont o Junqueras. Y es lo que va a suceder", dijo sin temor al degaste electoral que para el PSOE pueda suponer el ciclo de la aprobación de la amnistía y el retorno del expresident fugado. De hecho, Sánchez, que ya ha escarmentado de las encuestas por experiencia propia, se toma a broma los últimos avisos de la demoscopia, que hablan de una bajada pronunciada del PSOE. "Vamos a acabar siendo una fuerza extraparlamentaria", dijo con ironía.
2024 llega con elecciones europeas y autonómicas en País Vasco y Galicia. Precisamente, sobre el inesperado apoyo a la izquierda abertzale en Pamplona, Sánchez comentó que se trata de una situación aislada y que, en ningún modo, forma parte del acuerdo de investidura. "Se hace porque la situación es insostenible al llevar varios años sin aprobar unos presupuestos locales. En Pamplona la gente entiende lo que ha sucedido", explicó. Eso sí, subrayó que su socio principal en el País Vasco sigue siendo el PNV, formación con la que tiene "una asociación estratégica de futuro".
Al encuentro con los medios de este martes también asistieron varios miembros de su Gobierno, como el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el de Transportes, Óscar Puente, el de Interior, Fernando Grande - Marlaska, o la de Sanidad, Mónica García. Quien no acudió fue Nadia Calviño, en fase de salida para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Sobre la crisis de Gobierno en la que derivará su salida, Sánchez no puso fecha a su sustitución aunque todo parece indicar que se comerá el turrón todavía dentro del Ejecutivo.
Y quien no parece querer brindar con Sánchez es Feijóo, que se resiste a concretar la fecha del anunciado encuentro entre ambos. Para el presidente del Gobierno, el líder del PP "aún no ha asumido los resultados" del 23-J y le recordó que cuando él estaba en la oposición, acudió a todas las citas de Moncloa.
El 'portazo' de Feijóo ha generado discusión interna dentro del PP. Tal como contaba este martes El HuffPost, la mayoría de barones reconoce que la cita es "una trampa" del presidente del Gobierno “para tapar sus pactos con los independentistas y Bildu”, pero añaden: "No acudir a una reunión en Moncloa con el presidente del Gobierno supone un punto de no retorno".
Fuentes de Moncloa consideran que los obstáculos que pone Feijóo para reunirse con Sánchez demuestran su "debilidad" y que está a merced "de lo que digan Ayuso y Vox". "Que venga, que hable, que nos ponga a parir, pero que venga", señalan.
Si finalmente acude a Moncloa, lo hará como invitado, pese a que Feijóo daba por seguro que acabaría el año como presidente. Lo va a seguir siendo Sánchez, a quien hace unos días un reportero de LaSexta le pasó un décimo de lotería por la espalda. El número era el 12035, pero todos los boletos con esta cifra ya están agotados. No es para menos, porque si algo le queda a Sánchez este año es que le toque el Gordo.