Reconstruyendo a Yassine Kanjaa, el supuesto terrorista detenido por el ataque de Algeciras
La Policía trata de entender la radicalización del detenido, clave para su procesamiento. Su compañero de piso asegura que veía a todo el mundo como un "infiel".
Yassine Kanjaa, el presunto terrorista de 25 años detenido el martes por la noche por matar a un sacristán en Algeciras y herir a varias personas con un machete, ya está en Madrid para proseguir con los interrogatorios y obtener más datos sobre un ataque que el juez de la Audiencia Nacional, Joaquín Gadea, relaciona con el “salafismo yihadista”.
Mientras, la investigación policial trata de dibujar un perfil de Kanjaa y, tal como cuenta la Cadena SER, busca vínculos del detenido con la yihad global además de explicar la naturaleza del ataque. Todo, después de encontrar unos pendrives con propaganda yihadista “rudimentaria” y muy básica en el registro de la vivienda que compartía.
Pese ello, Grande-Marlaska explicaba este jueves que a Yassine Kanjaa no se le vigilaba "por su radicalización" y apuntaba que “todas las hipótesis siguen abiertas”. Los investigadores, según Europa Press, también tienen constancia de que el detenido tiene antecedentes por problemas psiquiátricos en su país.
Explicar su radicalización es clave para su procesamiento judicial. El juez de la Audiencia Nacional, Joaquín Gadea, ha autorizado la petición de los investigadores de prorrogar su detención hasta agotar los cinco días máximos que permite la ley en casos de terrorismo. De este modo, Kanjaa no comparecerá hasta el lunes ante el juez.
Lo que sí se sabe de Yassine Kanjaa es que encontraba en situación irregular en España y tenía abierto un expediente de expulsión desde junio de 2022 que aún no se había ejecutado. Compartía piso en Algeciras, pero el Ministerio de Interior ha dejado claro que no hay ninguna otra persona involucrada en el ataque.
Uno de sus compañeros de piso, Ayman, aseguraba ayer noche en declaraciones a TV3 recogidas por Europa Press, que Kanjaa "empezó a rezar. Se dejó la barba y empezaba a hablar de cosas que no tenían sentido. Hablaba del demonio, de Dios", ha dicho durante la entrevista en la que ha aparecido con el rostro cubierto.
"Hace uno o dos meses dejó de beber alcohol y de fumar, empezó a rezar, al principio pensábamos que iba a estar mejor, pero se puso cada vez más agresivo, más paranoico y más raro", relataban a EFE dos de los chicos marroquíes que viven en una casa abandonada y en ruinas en las inmediaciones de la calle Sevilla.
Según han sabido por gente que le conocía en Marruecos, Yassine Kanjaa, originario de un pueblo entre Ceuta y Tánger, siempre había tenido problemas de agresividad. En la vivienda de Algeciras su comportamiento fue "más o menos normal" hasta que, según cuentan sus compañeros, hace poco más de un mes cambió.
"Sal de la casa o te corto el cuello con este machete", le dijo un día a uno de los chicos que a veces pernoctaba en la vivienda. "Cuando supimos que tenía el machete pensé en llamar a la Policía, ahora me arrepiento", comentaba hoy este compañero.
La noche anterior al día en el que cometió los ataques, Yassine Kanjaa, que no tenia ningún trabajo, no durmió en la casa. Ese día, antes de los ataques, un compañero de la vivienda impidió que se fuera detrás de una chica: "Decía que se iba a casar, como le veía tan mal de la cabeza le convencí para que la dejara en paz".
Ninguno le vio por la tarde salir de la casa armado con el machete. "En la casa sólo estaba un chico, escuchó un golpe en la puerta y después que en la calle daba tres gritos diciendo 'No hay más dios que Alá'".
Funeral en Algeciras
La Iglesia de Nuestra Señora de La Palma en Algeciras ha acogido la capilla ardiente de Diego Valencia, el sacristán asesinado después de que su féretro llegase al templo entre aplausos. El funeral está programado para este viernes a las 13.00 horas en la misma parroquia de La Palma, en la que la víctima ejercía de sacristán desde hacía 16 años.
El padre Rubén Vargas, encargado de la parroquia de Nuestra Señora de La Palma, ha afirmado que se había quedado charlando con unas feligresas fuera de la parroquia cuando el detenido perpetró el ataque, pese a que normalmente se quedaba charlando con el sacristán asesinado. "Es una pesadilla en la que eres consciente de que hay algo pero no te lo crees. El resumen de todo es terror", ha dicho el sacerdote, que ha añadido que él era el objetivo del ataque.