Crisis España-Venezuela: qué significa llamar a consultas a un embajador y qué supone
El ministro de Exteriores venezolano, Yvan Gil, critica las "insolentes" declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, sobre la "dictadura" chavista y Caracas mueve la maquinaria diplomática contra Madrid. Estas son las consecuencias.
Venezuela ha llamado a consultas al embajador de España en Caracas, Ramón Santos, ante lo que el Gobierno de Nicolás Maduro considera "insolentes, injerencistas y groseras declaraciones" de la ministra española de Defensa, Margarita Robles, quien criticó la "persecución" y "limitación de derechos fundamentales" que, a su juicio, sufren los opositores en la nación suramericana.
El embajador, según explicó el canciller venezolano, Yván Gil, en su canal de Telegram, debe comparecer en el Ministerio de Relaciones Exteriores este viernes a instancias del Ejecutivo chavista, que considera que las declaraciones de Robles "apuntan a un deterioro de las relaciones entre ambos países".
El Ejecutivo de Maduro, explicó Gil, ha llamado también a consulta a su embajadora acreditada en España, Gladys Gutiérrez, aunque no precisó si la cita es para la misma fecha en la que Santos debe acudir a la Cancillería o en otra.
¿Pero qué significa llamar a consultas a un embajador? ¿Qué supone? La llamada a consultas a un embajador es una herramienta de protesta diplomática que supone la retirada temporal del embajador del país que protesta.
Una llamada a consulta es una orden que se envía a un jefe de misión diplomática por el ministro de Asuntos Exteriores del Estado acreditante para que se persone urgentemente con objeto de informar sobre un determinado asunto y recibir instrucciones particulares.
En una escala de niveles de protesta diplomática, la llamada a consultas es un episodio grave. Supone el paso anterior a la retirada definitiva de un embajador y la ruptura de relaciones diplomáticas.
La duración de esta acción no viene predeterminada por lo que puede alargarse durante días, meses o incluso años. Ante la ausencia del embajador, se quedaría al frente de la legación diplomática el responsable de negocios ad interim.
Es un paso grave en la escala clásica de la diplomacia, pues puede acabar siendo el paso previo a una ruptura de relaciones diplomáticas. Hay que diferenciarlo de una convocatoria o citación. Cuando el ministro de Exteriores de un país pide acudir físicamente a su sede al embajador o embajadora de otro país para expresar una queja, se trata de una convocatoria. Al acudir al ministerio, la queja del Ejecutivo se puede transmitir de forma verbal o a través de un documento ('nota verbal'), entre otros métodos. Esto es otra cosa. Es un paso más. Y serio, que los países se piensan bien dar.
En los últimos años, se han producido otras llamadas a consultas de un embajador. La más reciente, en mayo pasado, cuando España retiró sine die a la embajadora en Argentina, tras los insultos de su presidente, Javier Milei, a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El otoño previo, en noviembre, la crisis diplomática entre Israel y España escaló también hasta la llamada a consultas de la embajadora de Israel en España, que tuvo que viajar a Jerusalén para reunirse con el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen. La postura de España ante la guerra en Gaza fue el motivo de su enfado. Israel ya había convocado a la embajadora de España en Israel, Ana María Sálomon, para echarle la reprimenda tras las declaraciones del presidente Sánchez, quien había asegurado que ante la alta cifra de muertos palestinos tenía "series dudas" de que Israel estuviera "cumpliendo con el derecho internacional humanitario".
El año pasado, España recuperó su normalidad diplomática con Argelia, con la vuelta del representante diplomático de aquel país, retirado por la llamada crisis con Marruecos. Cuando España pasó a posicionarse de modo claro y público a favor de una autonomía del Sahara bajo mando marroquí y no a favor de la independencia del enclave.
En 2021, España también llamó a consultas a la embajadora en Nicaragua. Lo hizo como forma de protesta después de que el Gobierno de Daniel Ortega emitiera una nota "en la que se vertían graves e infundadas acusaciones contra España y sus instituciones, así como gruesas falsedades sobre procesos judiciales y electorales", detallan Marina Pina y Marta Belver.
Y hay antecedentes con la propia Venezuela, algo más lejano en el tiempo: en el mes de abril de 2015 se llamó a consultas al embajador en Venezuela por el "grado de irritación verbal" de Nicolás Maduro.