Pedro Sánchez desembarca en la campaña y protagoniza su mitin y el del PP de Madrid
El presidente ha pedido el voto en un acto en Sevilla mientras que Isabel Díaz Ayuso cargaba contra él desde Getafe acompañada de un Feijóo que luchaba por saludar a alguien.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aterrizado en España tras su visita al presidente estadounidense Joe Biden con ganas de campaña electoral. Este sábado ha protagonizado un mitin junto al alcalde de Sevilla y candidato a la reelección, Antonio Muñoz, en el que también estuvieron presentes otros cargos del organigrama socialista andaluz.
En un ambiente abarrotado en el "corazón del socialismo", como se ha referido a la capital andaluza durante su intervención la alcaldesa de Alcalá de Guadaira, Ana Isabel Jiménez, Sánchez ha sido aclamado por los sevillanos, que han llegado a hacerle muy difícil llegar hasta la silla que tenía asignada.
En buena medida, el presidente también ha protagonizado el mitin del PP que daba simultáneamente en Getafe, al sur de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha acudido allí para arropar al candidato a la alcaldía de ese municipio, Antonio José Mesa. Al acto también ha acudido el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.
El futuro candidato para desalojar a Sánchez de La Moncloa iba por allí dando la mano a algunos de los presentes o besando a alguna señora mientras que Ayuso luchaba para avanzar entre una masa de gente que pedía selfies, abrazos y apretones de manos, análoga situación a la que vivía Sánchez 600 kilómetros más al sur.
Si una persona hubiera podido estar en los dos sitios a la vez, no podría saber si España se encuentra al borde del apocalipsis o en una espiral de progreso económico y transformación social. Lo único que ambos actos han compartido ha sido a un público puesto en pie, agitando las banderas y gritando una y otra vez "Presidente, presidente" o "Presidenta, presidenta", según la localización.
Sanchismo y "ganas"
Hasta cierto punto, podría afirmarse que Sánchez ha protagonizado los dos mítines. El candidato a la alcaldía de Getafe no ha tardado en acusarle de manejar los hilos tras su contrincante socialista, Sara Hernández, a la que ha acusado de ser "sanchismo en estado puro". El PSOE lleva gobernando esa localidad cuatro décadas.
Después, ha pasado a elogiar a Ayuso, presidenta y candidata, a la que ha agradecido la confianza para tratar de arrebatar esta localidad emblemática y parte del 'cinturón rojo' de la capital a la izquierda.
Poco después ha llegado el turno de Feijóo, que ha iniciado su discurso con un sonoro "¡Viva Getafe!", y que subía a la tribuna enfundado en una cazadora que le dejó el viernes un diputado de la Asamblea de Madrid al haber errado en el frío que haría este finde semana. Agradecimientos y vítores aparte, el dirigente popular ha proclamado que en España el 28M se decide entre el "miedo y la ilusión". El miedo hacía referencia a Sánchez y la ilusión, presumiblemente, a su partido.
Los primeros abucheos llegaron después, cuando pronunció la palabra "CIS", en referencia a las últimas encuestas publicadas por el organismo. "Querida Isabel, si el CIS te da esos resultados es que te vas a salir del mapa", ha sostenido Feijóo mientras los espectadores se fundían en aplausos.
El gallego no ha escatimado ataques contra su contrincante, acusándole de usar el Falcon a su antojo para ir a los mítines, y de ser un rehén de los separatistas y las minorías radicales. En definitiva, derogar el sanchismo, un verbo que ha pronunciado al menos siete veces en 90 segundos para enumerar todas las políticas del Ejecutivo que tumbará si resulta elegido en las generales.
Todas las derogaciones fueron además aderezadas con una buena suma de argumentos a favor del apocalipsis económico que el líder popular prevé para España desde hace casi un año y a pesar de que los indicadores económicos, los organismos nacionales e internacionales y el mercado de trabajo no invitan a pensar en ello.
Para cerrar su intervención, sin embargo, ha desviado el foco a la presidenta de la Comunidad de Madrid: "Isabel, nos deben de ver muy bien porque se les ve muy nerviosos". Pero aunque poco antes había sentenciado que la madrileña "se iba a salir del mapa", para cerrar ha pedido que se pelee cada voto porque "las urnas están vacías" y la candidata necesita una "mayoría absoluta". y tras pedir el voto para "Isabel Ayuso", ha concluido con un efusivo: "'¡Vamos a ganar con ganas! ¡Adelante!".
El turno de "Isabel Ayuso"
Y llegó el turno de Ia candidata a presidir la autonomía y actual presidenta. Si normalmente Ayuso es fiel a su estilo rotundo y fuerte, se puede confirmar ya ha encendido el modo Campaña Electoral.
Una vez en el escenario, y después de que el clamor iniciado al levantarse de su asiento, la presidenta ha sido capaz de meter en la misma frase un elogio y un dardo: ha elogiado la "unidad" de los candidatos y militantes populares frente a la "desunión" del partido socialista, que está, según ella, "hecho unos zorros". Tampoco ha faltado a lo largo de su intervención la defensa de su estilo frente a quienes la acusan de llevar una línea "tabernaria".
Ha vuelto a repetir la frase, ya convertida en mantra, de que las elecciones son "cruciales" porque "lo que ocurra en Madrid resonará en toda España". Ha animado al candidato getafeño mientras lanzaba loas a las personas "humildes y trabajadoras" que viven en el municipio y que sufren los gobiernos de la izquierda, que mantienen la ciudad llena de suciedad.
Para la candidata, esa es una de las señas de identidad de la izquierda "decadente" que pretende "igualar a todos por abajo" para que, como en los "gobiernos bolivarianos" la gente no pueda prosperar y no se les escapen los votos. También ha habido espacio para cargar específicamente contra la oposición de Más Madrid, a los que ha llegado a acusar de querer crear un "Instituto de la Masculinidad" para decirle a los hombres "lo malos que son" y crear una base de datos para perseguirles.
Ha sido una de las pocas ocasiones en las que se ha referido a Madrid autonómicamente, ya que la mayor parte de su intervención se ha basado en usar a la Comunidad como un ariete con el que derribar las puertas de la Moncloa.
Ha repetido lo mismo que su presidente nacional sobre los nacionalistas y separatistas que tratan de "romper a España desde dentro" y al Gobierno central como el culpable de que Madrid no pueda seguir avanzando: "Tenemos un problema en Madrid que se llama Pedro Sánchez. Esto va de Sánchez o España". Madrid ya si eso otro día.
Con todo ese argumentario, la presidenta ha pedido el voto para su candidatura y también para Feijóo en las generales de diciembre "porque es lo que España necesita": "Este 28M podemos hacerle un gran servicio a España desde todos los municipios de Madrid. ¡Viva España!".
"Hay que hacerse cargo de la frustración de la derecha"
Mientras tanto en Sevilla, el presidente del Gobierno atendía a las intervenciones de sus compañeros del partido en Andalucía sonriente como de costumbre. Si le pitaban los oídos por lo que estaba sucediendo en Getafe, lo disimuló increíblemente bien.
Aclamado por la multitud, ha llegado a la tribuna para anunciar personalmente la medida conocida poco antes con la que el Gobierno pretende garantizar el derecho al olvido para los pacientes oncológicos.
La medida, ha explicado Sánchez, nace de las protestas que algunas personas que habían superado un cáncer habían hecho públicas en los medios semanas atrás. "Se habían encontrado con el muro de la discriminación por haber superado un cáncer, no podía hacer cosas que si podían hacer antes de padecerlo", aseguraba el presidente.
La iniciativa se centra en la eliminación de algunas obligaciones que acarrean aquellos que han padecido un cáncer, como tener que comunicarlo a la hora de pedir un préstamo o contratar un seguro, lo que puede desembocar en tener que cargar con condiciones menos ventajosas.
Tras recibir los aplausos de sus partidarios en señal de aprobación, Sánchez ha bajado definitivamente al barro para defender la acción de su Gobierno y pedirles a sus compañeros de partido que cumplan con una obligación de la que no podrán librarse: "Hay que hacerse cargo de la frustración de la derecha".
Ha señalado cómo, por ejemplo, se ha subido el salario mínimo un 47% en los últimos cinco años y, frente a los "agoreros" que aseguraban que la medida sería perjudicial para el empleo, "ahora hay más de 20,6 millones de personas trabajando".
También ha hecho bandera del diálogo social, que los gobiernos del PP "despreciaron", y que ahora se traducen en la reforma laboral de 2021 que ha hecho avanzar la calidad del empleo o que ha permitido la reforma de las pensiones y su indexación a la evolución del IPC para evitar la pérdida de poder adquisitivo de los más mayores.
El presidente ha interpretado todas esas críticas como una cortina de humo de la derecha para poder justificar los "recortes" de la anterior crisis, la España de tiempos más "oscuros", ha aseverado. En esa línea, Sánchez ha animado a no desfallecer y a dar la batalla por cada voto.
El humor tampoco ha faltado en el acto del PSOE. El jefe del Ejecutivo ha recordado la equivocación de Feijóo en el primer acto de campaña, cuando estaba en Badajoz y afirmo sentirse muy contento de estar en Andalucía. "Que no os extrañe que Feijóo acabe pidiendo el voto para el partido socialista. Sí, sí, reíros, pero al tiempo", ha bromeado entre las carcajadas de la platea.
Para acabar, Sánchez ha hecho una defensa cerrada de la gestión de la pandemia y ha identificado al PSOE como el partido que defiende los servicios públicos frente a un PP que ha dejado clavado en los años de la austeridad. "Pero ya se empieza a ver cómo están las cosas, empiezan a dudar y a estar nerviosos", ha dicho en referencia al PP y la incertidumbre de solo poder cosechar una victoria en Madrid.
"No tengo ninguna duda de que vamos a ser la primera fuerza política en todas partes. ¡A la victoria compañeros!", ha zanjado el presidente, poniendo de nuevo en pie al auditorio, que volvía a agitar las banderas casi al mismo tiempo que en Getafe concluían también su jornada electoral. La campaña se caliente conforme pasan los días y todo apunta a que la batalla será dura. Todos tienen muchas ganas de ganar con ganas.