No sólo amnistía: todo lo que será noticia en 2024 en España
Nuevos presupuestos, enésimo intento de renovación del CGPJ, reuniones en el extranjero con Junts o ERC... ¡y tres citas electorales decisivas!
Si 2023 fue un año intenso en el mundo político con elecciones municipales, autonómicas y generales, una investidura, nuevos ministros o el nacimiento de un partido que ahora forma parte de la coalición de Gobierno, 2024 también arranca con curvas. El nuevo año político nace con un mínimo de tres convocatorias electorales en su calendario, una negociación urgente de presupuestos y, sobre todo, la tramitación y previsible aprobación de una ley de amnistía que acentuará, aún más si cabe, la crispación existente en las calles y que podría dejar una fotografía histórica: el regreso de Carles Puigdemont a España tras siete años 'fugado' de la Justicia.
Si la recta final de 2023 estuvo copada por la amnistía, el inicio de 2024 no lo será menos. El pasado diciembre, la norma superó la primera criba de la tramitación con 178 votos a favor y 172 en contra. A partir de aquí, el calendario para su definitiva aprobación está todavía por definir.
El Congreso ha habilitado el mes de enero para acelerar los plazos y el debate de enmiendas será el día 9 siempre que el Senado presta su hemiciclo, porque la Cámara baja estará en obras en esas fechas. Si ese pleno llega a celebrarse, a continuación debería enviarse el proyecto a la ponencia y la comisión, en este caso la de Justicia del Congreso, para la discusión allí de enmiendas parciales durante el mes de enero. En febrero volvería a discutirse en pleno y se enviaría ya al Senado, donde el PP, con mayoría absoluta, podría demorar su aprobación final un par de meses más.
Por tanto, es previsible que la ley de amnistía no sea aprobada hasta bien entrada la primavera. En ese momento, ya podría darse el regreso de Puigdemont a España, puesto que los recursos de inconstitucionalidad no permitirían, en ningún caso, ordenar su detención. Será la fotografía más relevante del nuevo año, aunque Pedro Sánchez ya anunció hace unos días que habrá "varias" fotos suyas junto con el líder de Junts y con Oriol Junqueras. Un paso más hacia la "normalización" política que pretende llevar a cabo el Gobierno con el objetivo de facilitar los acuerdos en el Congreso con todas las fuerzas políticas de las que depende la sostenibilidad del Ejecutivo.
En todo caso, la aprobación de la norma traerá consigo un embrollo judicial tanto en el Tribunal Constitucional, con actual mayoría progresista, como en Europa, puesto que la amnistía quedará suspendida desde el momento en el que un juez plantee dudas sobre la compatibilidad de la norma con el derecho europeo y hasta que la justicia europea resuelva, algo que podría demorarse hasta dos años.
Durante ese tiempo, los condenados por la sentencia del procés como Junqueras seguirían cumpliendo su pena de inhabilitación y casos como el de Carles Puigdemont, por el que no se ha dictado condena, quedarán en el limbo. De ahí que, quizá, el expresidente de la Generalitat no se arriesgue a volver a España hasta tener la completa tranquilidad de que la Justicia ya no le va a pedir cuentas.
Más allá de la amnistía, el Gobierno tiene que hacer frente a un duro examen nada más arrancar el año: sacar adelante los Presupuestos de 2024. Sánchez se ha jactado hasta la fecha de no haber tenido que prorrogar ninguno de los presupuestos durante la anterior legislatura, y espera que sus socios parlamentarios respalden las cuentas del nuevo año. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, prevé su aprobación en el trimestre de 2024 con los mismos apoyos que tuvo Sánchez para su investidura y ya ha adelantado que elevará el 'techo de gasto' al récord de 199.120 millones en 2024 y mantendrá el déficit en el 3%.
La reforma de la financiación autonómica, compromiso adquirido por Sánchez, también será uno de los principales debates de este año, al igual que la condonación parcial de la deuda para las regiones. Para Cataluña ya ha quedado definido que será el 20%, casi 15.000 millones, pero queda por ver cuál será la cifra para el resto de Comunidades. El reciente elegido ministro de Economía en sustitución de Nadia Calviño, Carlos Cuerpo, ya se ha mostrado a favor de dicha condonación.
Todas estas cuestiones formarán, previsiblemente, parte de las campañas electorales que hay previstas para este año. La primera de ellas no se hará esperar: el 18 de febrero, los gallegos irán a las urnas para decidir si reeditan un nuevo gobierno con mayoría absoluta del PP (¿o quizá en coalición con Vox?) o apuestan por el giro a la izquierda. La media de las últimas encuestas, por el momento, aseguran a Rueda esa nueva mayoría, mientras que el BNG volvería a quedarse por delante del PSOE. La fragmentación de la izquierda tiraría por la borda cualquier opción de cambio.
Los resultados tendrán también una lectura en clave nacional. Una nueva mayoría absoluta para el PP reforzaría la imagen de Feijóo como líder nacional tras el duro varapalo del 23-J y se vería como un primer castigo electoral para Pedro Sánchez por su ley de amnistía. También se la juegan Sumar, Podemos y Vox, que tienen difícil su entrada en el parlamento gallego. En cambio, una mayoría de izquierdas dejaría en jaque a Feijóo al perder el poder tras cuatro mayorías absolutas consecutivas. Un varapalo por el que, a buen seguro, Ayuso y Moreno Bonilla le pedirían cuentas.
El 9 de junio habrá un nuevo 'plebiscito' para Sánchez con la celebración de las elecciones europeas. Génova ya ha fijado esta fecha como una nueva batalla para evidenciar que el primer partido de España es el PP y que Sánchez le 'ha robado' el poder a Feijóo pactando con las fuerzas independentistas. Pero no sólo se la juega el líder socialista: Podemos presentará a Irene Montero como su candidata para medir sus fuerzas con respecto a Sumar después de su reciente 'divorcio' en el Congreso. Un enfrentamiento titánico en la izquierda que podría suponer el principio del fin de Podemos o su resurrección, mientras que Díaz tendrá que recalibrar para afianzarse como opción preferente a la izquierda del PSOE. Vox, en horas bajas, también necesita un impulso para frenar su sangría en las encuestas y reforzar la imagen de Santiago Abascal, justo en un momento en el que se oyen voces discrepantes desde las tripas de la formación.
El actual lendakari, Íñigo Urkullu, podría hacer coincidir las elecciones vascas con las europeas ese mismo domingo 9 de junio, aunque todavía no hay fecha concreta. Las encuestas apuntan a una posible victoria de Bildu por delante del PNV, aunque sería el PSOE quién decidiría cuál de sus dos socios en el Congreso llega al Palacio de Ajuria-Enea. Sánchez ya ha dejado claro que su "socio preferente" en el País Vasco es el PNV, pero el apoyo a Bildu para la moción de censura en Pamplona alimenta los rumores de una posible nueva estrategia. El nuevo lendakari será, en todo caso, un debutante, puesto que el candidato del PNV será Imanol Pradales y el de Bildu, Pello Otxandiano.
La amnistía y el calendario electoral harán imposible el deseado entendimiento entre Sánchez y Feijóo, aunque a finales del pasado año se dieron los primeros pasos para intentar renovar el CGPJ, cuyo mandato lleva caducado más de cinco años. Ambos líderes acordaron en su reunión del pasado 22 diciembre acudir a la mediación de la UE para desbloquear la situación, aunque el PP sigue pidiendo un cambio en el sistema de elección de los miembros del órgano de los jueces y el PSOE no parece estar dispuesto a ello.
No será el único asunto que necesite de un mediador, puesto que también fuera de España se sucederán las reuniones del PSOE con ERC y Junts para evaluar la evolución de los pactos de investidura con la verificación de personas externas al debate. Además, Sánchez también pactó ya en Navidad con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, reactivar la mesa de diálogo para abordar el "conflicto" entre Cataluña y el resto de España. Será la cuarta reunión de este instrumento de negociación desde que se convocó por primera vez en febrero del 2020 y se celebrará en "el primer trimestre de 2024". Esta cita estará oficiada por ambos presidentes y Aragonés quiere llevar a ella su propuesto de referéndum pactado.
En definitiva, si la FundéuRAE eligió "polarización" como palabra del año 2023 por la enorme crispación y tensión que se vivió en la política española, 2024 no se presenta a priori como un nuevo tiempo para el acuerdo y el sosiego. Las espadas siguen en alto y la lucha encarnizada por el poder marcarán el devenir de este nuevo año. ¡Feliz turra política!