La legislatura seguirá “pase lo que pase”
Sánchez lanza el mensaje de que la legislatura no está en riesgo mientras trata de reconducir su relación con Junts. “Tienen más que perder que nosotros”, dicen en Moncloa.
“Pase lo que pase”, la legislatura seguirá su curso. Incluso en el peor de los escenarios, con las relaciones con Carles Puigdemont rotas, la ley de amnistía bloqueada y los Presupuestos prorrogados. “Aunque no contemos con una mayoría parlamentaria, vamos para adelante”, es el mensaje que traslada el equipo más próximo al presidente. Los suyos aseguran que Pedro Sánchez está “fuerte”, recuperado tras el último revés parlamentario, en el que quiso visualizar su cabreo porque Junts boicoteara la norma que tiene por objeto beneficiar a su líder y otros independentistas. “Pese al ruido de la oposición, vamos a cumplir con el mandato de la ciudadanía”.
En síntesis, el presidente no contempla que el Gobierno vaya a caer, a pesar de su debilidad parlamentaria. Moncloa lleva días lanzando mensajes de fortaleza y tratando de reconducir sus relaciones con Junts, aunque no está siendo nada sencillo. De partida, el propio Sánchez ha querido dejar claro que la ley de amnistía ya no se puede tocar más. “Hemos llegado hasta donde hemos podido”, enfatizan sus negociadores, recalcando que continuar cediendo podría llevar a la inconstitucionalidad de la norma. En el texto no se incluirán todos los tipos de terrorismo ni el delito de alta traición, subrayó el presidente en una entrevista esta semana en Al Rojo Vivo.
Un sector del Ejecutivo opina que al final Junts, que esta semana ha guardado un calculado silencio, acabará aceptando la ley tal y como está. “Me apuesto lo que quieras a que habrá legislatura”, se mostraba convencido un alto cargo gubernamental, en conversación informal con este periódico. Según las fuentes consultadas, los contactos discretos llevan días produciéndose. En La Sexta, Sánchez se abrió a modificar la ley de enjuiciamiento criminal para recortar en el tiempo las instrucciones de los jueces para queja de Yolanda Díaz, su vicepresidenta. En teoría, lo que también está descartado es modificar la definición de terrorismo en el código penal, como se sugirió por parte de los independentistas.
Tal y como avanzó este periódico, en una parte importante del Gobierno se ha instalado la tesis de que el que más pierde si las relaciones saltan por los aires es Carles Puigdemont, y eso les ha de dar una ventaja negociadora, después de borrar tantas líneas rojas. “Si el tren descarrila, Puigdemont se queda en Waterloo”, dijeron gráficamente desde el PSOE. “Vamos a esperar a que pasen las elecciones gallegas, y después las piezas del puzzle tendrán que encajar sobre el tablero. Hay margen de maniobra (….) Tienen más que perder que nosotros”, precisan las fuentes consultadas del lado gubernamental.
No ha sido la peor semana para el Ejecutivo, pero tampoco ha sido fácil. Los reveses han llegado desde distintos estamentos. El martes, por abrumadora mayoría, los fiscales del Tribunal Supremo apreciaron terrorismo en el caso Tsunami, viendo también indicios contra Puigdemont. El jueves, fue el Parlamento europeo el que puso la lupa en el político fugado, pero en esta ocasión por sus posibles conexiones con Rusia, mostrando su “profunda preocupación” por la “injerencia” en el 1-O. Para rematar, llamados por el PP, la Comisión de Venecia envió una delegación a Madrid para recabar información sobre la amnistía, y hará público su dictamen en marzo.
Con este panorama, el principal partido de la oposición no ha dejado de apretar sobre esta cuestión, a pesar de que algunas voces del partido reclaman desde hace días no descuidar otras cuestiones también capitales, como la agricultura. “La democracia española está siendo examinada por Europa”, según los portavoces oficiales de Alberto Núñez Feijóo, que avisan: “Vamos a seguir dando la batalla contra esta tropelía jurídica y democrática en todos los ámbitos”. Esto es, en las instituciones españolas, en las europeas y también en las calles a través de nuevas movilizaciones, como la de hace escasas semanas en la plaza de España.
“Sin amnistía, no hay legislatura”, es el diagnóstico de Feijóo, aunque el Gobierno mantenga la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado. Así lo ve un histórico dirigente político, de la etapa de Mariano Rajoy: “Puedes aguantar un mes más, cuatro, un año… pero un Gobierno incapaz de aprobar unos Presupuestos es un Gobierno muerto. La legislatura sería fallida”. En palabras de un miembro de la dirección, la legislatura “va a continuar” porque el Gobierno “nos enteremos o no, darás más cosas a los independentistas”.
Y todo, en plena recta final de la campaña de las elecciones gallegas, que se celebran el próximo domingo 18. Los nervios arrecian con el bloque nacionalista y de izquierdas alimentando la tesis del vuelco electoral y un PP que necesita sí o sí conservar la mayoría absoluta. Lo ha estado adelantando El HuffPost: las encuestas internas de Alfonso Rueda le continúan dando esa mayoría, pero con una bajada de escaños con respecto a los anteriores comicios. “No nos podemos dormir, no puede pasar como con las generales que dimos por sentada la victoria. Los nuestros tienen que estar muy movilizados”, enfatizan los populares.
Feijóo prácticamente se ha instalado en Galicia, protagonizando una caravana paralela a la de Rueda. Los barones Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno también tendrán su cuota de protagonismo, que el expresidente Mariano Rajoy no ha dejado de mantener. Precisamente, en 2009, para Rajoy la primera victoria por mayoría absoluta de Feijóo fue decisiva para estabilizarse internamente, con Esperanza Aguirre apretándole. “Ahora también saldrá bien”, auguran en el PP, pese a la inquietud en aumento. Barones y altos cargos consultados no quieren ni tan siquiera situarse en otro escenario que sea retener la Xunta de Galicia.