La Diada vuelve a recuperar foco con el independentismo catalán siendo clave para la investidura
Así llega el 11 de septiembre, una cita política que había perdido fuelle en los últimos años, ahora marcada por el papel fundamental de Junts y ERC a nivel nacional.
Primero llegarán las ofrendas florales al monumento de Rafael Casanova, un primer termómetro de cómo está el ambiente. Después, a las 17:14, arrancará la marcha por las calles de Barcelona, donde se medirá definitivamente la salud del independentismo.
Las dos últimas ocasiones, la Diada estuvo marcada por la división interna del movimiento independentista catalán. En las citas del 11 de septiembre de 2021 y de 2022 se pudieron escuchar gritos de "botiflers" ("traidores") y algún otro insulto más elevado de tono a dirigentes de ERC por sentarse en la Mesa de Diálogo con el Gobierno socialista de Pedro Sánchez. Es más, el presidente catalán, Pere Aragonès, no acudió a la última manifestación.
Sin embargo, en la de este año las cosas han cambiado mucho. Las elecciones del pasado 23 de julio han hecho recobrar el protagonismo a Cataluña y al independentismo, cuyos dos partidos principales, ERC y Junts, son claves para la investidura del futuro gobierno, presumiblemente progresista, de nuevo de coalición y liderado por Sánchez. Y Aragonès sí estará en esta convocatoria.
Catorce diputados, siete de Esquerra y siete del partido del expresidente Carles Puigdemont, que decantan la mayoría en el Congreso de los Diputados en favor de uno u otro candidato. Aunque parece claro que sólo uno, Sánchez, está dispuesto a sentarse a dialogar y negociar las pretensiones nacionalistas. Feijóo, tras escuchar las exigencias de Puigdemont esta semana, ya ha descartado una reunión con la que ha ido mareando Génova en las últimas semanas.
De tal modo que el independentismo que tanto criticaba a ERC por dialogar con Sánchez ahora ve cómo uno de sus líderes más venerados, Puigdemont, está dispuesto a hacer lo propio para obtener réditos para su causa. El principal, una eventual amnistía.
Condición previa o condición plena, según las distintas versiones, el caso es que las exigencias de Puigdemont han puesto al expresidente catalán —en Bélgica desde 2017 tras la declaración unilateral de independencia— en el centro del foco mediático y político.
Aquel Puigdemont que terminó siendo eurodiputado y a cuyas ruedas de prensa cada vez se hacía menos caso, vio la semana pasada cómo toda la atención regresaba a una de sus comparecencias. El líder oficioso de Junts planteó una serie de "condiciones previas" para negociar la investidura. La principal, la amnistía para todos los procesados —él, entre ellos— por el procés, incluida la consulta del 9 de noviembre de 2014.
Un día antes, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se había reunido con él en el Parlamento Europeo para escuchar precisamente esas exigencias y acercar posturas con una de las partes de la eventual futura coalición de Gobierno. Ambas partes salieron del encuentro comprometidos en "explorar todas las soluciones democráticas para desbloquear el conflicto político" en Cataluña.
Antes de esta reunión, durante días, sus mensajes en Twitter explicando qué esperaba de quien quisiera los votos de Junts habían acaparado titulares en la prensa.
Todo lo contrario al papel de ERC, de quien se da por descontado el apoyo a la investidura de Sánchez. Quizás por eso parece que los siete diputados republicanos sean menos importantes que los siete del partido de Puigdemont. "Que no los den por descontados", pedía la portavoz del partido, Marta Vilalta, este jueves.
En ese esfuerzo por recuperar protagonismo, la portavoz republicana recordó que fueron ellos los primeros por apostar por "la vía del diálogo y la negociación" y que ahora otros, en referencia a Junts, se suman. "Bienvenidos", dijo. "Esta es la vía para avanzar hacia la República. Juntos seremos más fuertes para conseguir los objetivos que nos marcamos", recalcó.
Además, recordó cuáles son las exigencias de Esquerra: amnistía, sí, pero también derecho de autodeterminación, las competencias de Rodalíes (Cercanías) y terminar con el déficit fiscal.
Aragonès dobla la apuesta
Este domingo por la noche, en el tradicional mensaje de los presidents antes de la Diada, Pere Aragonès dobló la apuesta y quiso poner más en el foco a los suyos.
En ese tira y afloja dentro del independentismo por asomar la cabeza más que el rival, el máximo responsable de la Generalitat admitió que la amnistía es la "garantía que nadie más entrará en la cárcel y de que los exiliados y exiliadas volverán en libertad", pero aseguró que "por sí sola, no resuelve el conflicto de soberanía con el Estado".
Para ello, dijo, es necesario un referéndum, única vía, a su juicio, para resolver el problema. Por eso quiere "iniciar de forma inmediata una nueva fase de la negociación centrada única y exclusivamente en el fondo del conflicto" en la que los gobiernos de España y de Cataluña acuerden la manera de "dar respuesta a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía de Cataluña de decidir votando cuál debe ser el futuro político del país".
"Cataluña quiere votar libremente sobre la independencia. Y hasta que el Estado español no dé respuesta a esta reivindicación democrática, el conflicto existirá", resumió.
"Sabemos que es difícil, que el Estado no nos lo pondrá fácil y que no nos regalará nada; que siempre habrá quien reme en contra y que intentará deshacer todos los avances que hemos hecho. Pero también sabemos que no hay nada imposible", agregó.
"Nuestro objetivo es la independencia"
El sentir de los manifestantes y especialmente de los convocantes es bien distinto al de los partidos políticos. De hecho, la Assemblea Nacional Catalana (ANC), una de las organizaciones independentista convocante, asegura en su spot por la Diada que "pactar con quien nos reprime y espía no puede ser el camino". "No olvidemos nuestro objetivo, la independencia, que ya votamos el 1-O. Hagámosles saber que aquí no se ha acabado nada y que seguimos en las calles", agrega.
Además, en las horas previas a la manifestación, la presidenta de estar oganización, Dolors Feliu, reclamaba proclamar una nueva Declaración Unilateral de Independencia (DUI) "al día siguiente de la amnistía". "¿No acaban de decir que no existe esta penalización? ¿No acaban de decir que lo reconocen?", se preguntó durante una entrevista en la SER.
¿Reprocharán los manifestantes que ahora los dos grandes partidos nacionalistas estén dispuestos a negociar? ¿Se repetirán escenas de tensión de otros años o el nuevo escenario devolverá la unidad al independentismo?
Sea como fuere, la Diada de 2023 será distinta y lo será gracias a las elecciones generales. Cataluña vuelve al foco. Las calles de Barcelona abrirán, de nuevo, todos los informativos. Este 11 de septiembre será una altra cosa.