Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Europa no se pone de acuerdo en cómo financiar el rearme: ¿qué es eso de deuda común?

Europa no se pone de acuerdo en cómo financiar el rearme: ¿qué es eso de deuda común?

Varios países, entre ellos España, reclaman que la Unión Europea pueda financiar los 800.000 millones a través de la emisión de deuda comunitaria.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa.Dursun Aydemir/Anadolu via Getty Images

Nada como infundir el temor a una guerra para que Alemania, otrora el defensor más recalcitrante de la austeridad en Europa, deje de ser lo que era y acuda a lo que entonces habrían deseado países como Grecia, donde la excanciller Angela Merkel fue, todavía lo es para muchos, persona non grata. Si entonces el Gobierno griego hubiera excusado sus deudas en el barrunto a un conflicto, quizás Alemania habría sido más flexible, claro que no se habría beneficiado tanto. El país sajón ganó, gracias a la debacle de los helenos, unos 2.900 millones de euros. Ahora, el Gobierno alemán ya no cree que endeudarse sea tan malo. Los mismos que fijaron en 2009 en su Constitución el llamado freno de la deuda (acaso la prohibición de endeudarse), acaban de aprobar la creación de un fondo de 500.000 millones de euros para reforzar su defensa. Para ello, el nuevo canciller, Friedrich Merz, que ha contado para esto con el apoyo de los socialdemócratas y los verdes, dejará obsoleto el freno de la deuda. Alemania tendrá que endeudarse. Y mucho.

"Durante quince años", escribía estos días Yanis Varoufakis, "he soñado con el día en el que Alemania relegaría su freno de la deuda al olvido. Ahora está pasando, solo que como una pesadilla". El exministro de Finanzas griego lamenta que Alemania desatienda sus propias fijaciones con la deuda pero para apostarlo todo al gasto militar, o como él lo define, a un "keynesianismo militar insostenible". Es el mismo Varoufakis, por cierto, que aventuró el deterioro en la economía alemana, también europea, cuando Merkel finalizó su mandato. "Dominó la política europea como nadie en tiempos de paz y deja una cancillería alemana mucho más poderosa que la que recibió. Pero, por otro lado, la forma en que acumuló ese poder debilita la economía alemana y condena a la Unión Europea a un estancamiento secular", escribió el economista en la revista Jacobin.

La deuda es el engranaje que hace funcionar el sistema económico capitalista. El filósofo francés Gilles Deleuze lo explicaba a nivel humano: "El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado. Lo propio de la máquina capitalista es hacer la deuda infinita". El ya citado Varoufakis piensa igual, pero a su estilo. "La deuda es para las sociedades lo que es el Infierno para el cristianismo: algo tan necesario como desagradable", escribió en su libro Economía sin corbata.

Como Alemania, la Europa que alardeó de austeridad no tendrá más remedio que endeudarse si quiere hacer frente al vasto plan de rearme propuesto por la Comisión Europea de Ursula von der Leyen. 800.000 millones de euros no son poca cosa. La Unión Europea y sus Estados miembros pueden recurrir a impuestos, recortes o transferencias de otras partidas... Y a la deuda. Muchos analistas hablan ya de la posibilidad de que el continente protagonice un llamado momento hamiltoniano, en referencia a Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro del primer Gobierno de Estados Unidos. Tras la guerra de Independencia, la deuda estadounidense ascendía a más de 75 millones de dólares, quince veces más de lo que podían ingresar cada año. Hamilton propuso una solución: que el Gobierno federal asumiera y pagara las deudas de cada uno de los estados. Y así fue.

No sería la primera vez que la Europa de la austeridad y el equilibrio fiscal recurre a una suerte de solución hamiltoniana. Lo hizo ya con los fondos Next Generation, 750.000 millones de euros para recuperarse de la pandemia mediante deuda comunitaria. En Europa, Francia o España apuestan por financiar el rearme a través del mismo modelo. Y países hasta ahora frugales, como Dinamarca o Finlandia, han cambiado de opinión y ya no les parece tan mal. Como Alemania. Incluso Mario Draghi, expresidente del BCE durante la crisis griega, cree que "la única salida es recurrir a la deuda común” para evitar que se haga "a expensas del bienestar" (sic). ¿Pero qué es eso de la deuda común, o comunitaria?

Las deudas existen desde tiempos inmemoriales. Quizás una buena forma de entender la deuda en la sociedad de mercado es aquella a la que recurre Varoufakis en su libro Economía sin corbata. El economista trata de explicarle a su hija en qué consisten las deudas con la obra Doctor Fausto, de Christopher Marlowe. En ella, Mefistófeles ofrece a Fausto "casi todos los placeres que desee durante veinte años con la condición de que le prometa que, pasados esos veinte años, le entregará su alma". "Si lo miras fríamente — explica Varoufakis — [...] es un contrato de préstamo que establece la deuda de Fausto con Mefistófeles: recibo de ti veinte años de felicidad y te prometo que, cuando el préstamo caduque, recibirás mi alma". En este caso, lo esencial en la deuda es la plusvalía. Ofreces algo (veinte años de felicidad) a cambio de otra cosa de mayor valor (su alma).

Con el sistema económico vigente pasa lo mismo. Los Estados pueden financiarse a través de las deudas. Es decir, un Estado (Fausto) emite bonos y los mercados (Mefistófeles) pueden comprar estos bonos a cambio de recuperar lo invertido con intereses. En este caso, con el dinero de los mercados el Estado puede financiar sus proyectos más urgentes (veinte años de felicidad), pero sabiendo que ha de devolver lo prestado y un poco más (su alma). Lo que ahora debaten los líderes europeos es que sea la UE la que actúe como un único Estado. En lugar de que cada país tenga que endeudarse por su cuenta, lo harían como un conjunto a través, por ejemplo, de la emisión de eurobonos. La propuesta es defendida, sobre todo, por países como España, Francia o Italia, que tendrían que afrontar una mayor plusvalía si lo hicieran por sí solos. Al ser, además, cantidades ingentes de dinero, es posible que los mercados no confiasen en que estos países pudieran devolver sus préstamos: Las condiciones serían, en el mejor de los casos, abusivas.

Por mucho que sea la UE en su conjunto la que se endeude, los países tendrán que devolver lo prestado con sus correspondientes intereses. Para hacernos una idea, España todavía debe, por ejemplo, 10.900 millones a Europa de los 41.300 millones del rescate bancario, aquel que, decían, pagaría la propia banca. El plazo finaliza en 2027, año en el que España habrá tenido que devolver el 100% del importe, más de 10.000 millones de euros que no pueden destinarse a otras partidas. Pasa lo mismo con los fondos Next Generation. La Unión Europea deberá devolver a los mercados lo prestado más unos intereses de 220.000 millones de euros. Ya sea con deuda propia o común, lo que es obvio es que Mefistófeles (los mercados) no olvida sus préstamos. Que le pregunten a Grecia.