El viaje (y viraje) del PSOE hacia la amnistía
Así han pasado los socialistas de rechazar esta medida a ser defendida por su secretario general "en el nombre y en el interés de España".
"Es cierto, no era nuestro plan para este momento. Pero uno no siempre, en política, como en la vida, puede elegir los momentos en que se realizan sus planes. La pregunta que debemos responder a la sociedad española es muy sencilla: ¿ha cambiado algo que justifique un cambio por nuestra parte? La respuesta es sencilla, sí. (...) Resulta que en unas Cortes Generales donde hay 350 diputados, hay 56 que reclaman una amnistía para una investidura. Cataluña está lista para el reencuentro total, los representantes de más del 80% de los catalanes respalda esta medida y por esas mismas razones, en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña".
Con estas palabras, y generando un notable murmullo y miradas entre algunos miembros de la Ejecutiva del PSOE, el líder de los socialistas y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, pedía el apoyo de los suyos para respaldar la amnistía en Cataluña, la contrapartida que exigen los independentistas catalanes a cambio de su apoyo para investirle como jefe del Ejecutivo.
Una ley sobre la que ya se ha dado un importante paso este martes con la confirmación del acuerdo entre PSOE y ERC para presentar la norma en el Congreso en los próximos días.
Lo hacía admitiendo el viraje político que suponía para él y para su partido. Porque el mismo PSOE que hoy defiende la amnistía, la rechazaba hace no mucho. De hecho, antes de las elecciones, durante una entrevista en LaSexta, el propio Sánchez se sonreía al recordar lo que habían conseguido 'arrancarle' los independentistas. "El independentismo pedía la amnistía y pide un referéndum de autodeterminación. No han tenido amnistía; no hay un referéndum de autodeterminación... ni lo habrá".
En otra entrevista durante la campaña electoral, esta vez en TVE, al ser preguntado por Silvia Intxaurrondo por si le daría a los independentistas "un referéndum o una amnistía", Sánchez respondía que no. "No es algo futurible, es que ya llevo cinco años gobernando. Es que el independentismo pedía la amnistía y no la ha tenido".
Mucho más claros y rotundos fueron otros miembros de su Gobierno. Como quien fuera el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que llegó a decir, hace apenas dos años, que la amnistía "no cabe" en la Constitución. "La amnistía es el olvido. Aquí no hay olvido, aquí hay perdón para construir un futuro mejor, pero no hay olvido", expresó en LaSexta defendiendo los indultos a los presos independentistas.
Esta intervención fue compartida por el propio PSOE en su cuenta de Twitter (ahora, X):
En una sesión en el Senado ese mismo año, quien entonces era vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, también rechazaba una amnistía: "Eso no es planteable en un Estado constitucional democrático, porque sería suprimir, literalmente, uno de los tres poderes del Estado, que es el judicial".
El hoy ministro de Cultura en funciones, Miquel Iceta, en junio de 2021 ya dijo que no iba a haber "amnistía ni autodeterminación". Un mes antes, en el Congreso, respondiendo a la CUP, aseguró que no creía que la amnistía fuera "planteable ahora". Entonces ejercía como ministro de Política Territorial. Años antes, en 2019 y como líder de los socialistas catalanes, consideró que la amnistía no se correspondía con lo que había pasado durante el procés.
Pero no hay que irse tan lejos. En marzo de este año, ERC, Junts, la CUP y el PdeCAT presentaron una proposición de ley de amnistía que beneficiaba a todos los procesados y condenados por el 1-O.
Entonces, la Mesa del Congreso, con el apoyo de PP, Vox pero también del PSOE, y con el voto en contra de Unidas Podemos, rechazó tramitar esta proposición de ley. Lo hizo apoyándose en el informe de los letrados del Congreso, que no aconsejaron admitirla al entender que suponía un indulto generalizado, lo que "entraría en una contradicción palmaria y evidente" con el artículo 62 de la Constitución, que impide autorizar indultos generales.
Aquel Congreso no era el de ahora y el Gobierno de coalición no necesitaba tanto los votos de ERC y Junts como ahora para sacar sus leyes adelante.
Ahora a Sánchez no le queda más remedio que plegarse a las reclamaciones de los independentistas para lograr la investidura. Al menos, las que quepan en el marco constitucional. "El diálogo es el camino, la Constitución es el marco", se limitaba a contestar el líder socialistas en agosto, un mes después de los comicios, ante las exigencias de los catalanes, especialmente del partido de Carles Puigdemont.
El PSOE no quería ni hablar del tema, pero su socio de coalición, Sumar, se puso manos a la obra para estudiar el posible encaje de una medida así dentro de la Carta Magna. El partido de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, conformó un grupo de expertos integrado por 20 juristas que trabajaron en una propuesta dada a conocer a principios de octubre.
Entretanto, sus dirigentes se habían dedicado a asegurar que la amnistía sí tenía encaje constitucional. "No tenemos problema en poder hablar, como se habla en el conjunto de Europa, siempre que esta idea de la amnistía, de una futura ley de amnistía, tenga todas las garantías jurídicas necesarias", dijo la portavoz parlamentaria, Marta Lois. "Tiene encaje constitucional" y sería "la vía más rápida" para normalizar la situación en Cataluña, apuntaba Ernest Urtasun, también portavoz del partido de Díaz.
Aunque el PSOE nunca se pronunció sobre este asunto, lo cierto es que ambas formaciones van de la mano en el mismo barco y que los avances de unos, son los de los otros. La palabra amnistía estaba proscrita hasta que, tras la reunión del Consejo Europeo en Granada, Sánchez la pronunció por primera vez.
Ante los periodistas, el líder del PSOE se refirió a ella como "una forma de tratar de superar las consecuencias judiciales a la situación que vivió España con una de las peores crisis territoriales de la historia de la democracia en el año 2017".
Desde entonces, el presidente del Gobierno ha preferido la discreción, prefiriendo dejar tiempo a la negociación y echando mano de la máxima de que "cuando haya acuerdo, se explicarán con luz y taquígrafos".
El último movimiento llegó hace apenas unos días, en pleno Comité Federal del PSOE, donde defendió la medida y anunció una consulta a la militancia que se celebra esta semana para que las bases den el visto bueno a un paso como este. Después, una carta a los militantes afirmando que este era "el camino correcto".
No era el tiempo elegido por Sánchez, como él mismo ha reconocido, pero es el que le toca afrontar. La última meta de un viaje que también es la historia de un viraje, del rechazo a la amnistía a su abrazo total como vía para lograr la investidura. La letra pequeña de lo que se haya negociado se sabrá en apenas unos días.