El Congreso permitirá las lenguas cooficiales: así es el ejemplo del Parlamento Europeo
La nueva presidenta de la Mesa del Congreso, Francina Armengol, ha anunciado que permitirá que en la Cámara Baja se puedan utilizar lenguas cooficiales como el catalán, el gallego o el euskera entre otras.
La actualidad y sus novedades pasan este jueves por el Congreso de los Diputados. Tras una votación constitutiva en la que Vox dio la sorpresa no apoyando a la candidata del Partido Popular, el resultado dio la presidencia de la Cámara Baja a la socialista balear Francina Armengol.
Sin embargo, no ha sido el único hito del día, ya que en su discurso inaugural, la mallorquina ha anunciado que permitirá el uso de todas las lenguas cooficiales en el Congreso. Es decir, desde este 17 de agosto los diputados y diputadas que deseen hablar en catalán, euskera, gallego, bable, valenciano o mallorquín podrán hacerlo sin problemas.
De hecho, ya se ha podido escuchar el aragonés en la Cámara cuando el diputado de Sumar por Aragón de la Chunta Aragonesista, Jorge Pueyo, ha prometido su cargo en su lengua con la siguiente frase: "Per Aragón, es suyos dreitos y llibertaz, paisaches y ríos, y la cllase treballadora".
Aunque en España no ha sido lo común a pesar de tener un gran número de lenguas cooficiales, existen ejemplos cercanos, entre los más destacados, el del Parlamento Europeo.
Pero, ¿cómo se coordinan 24 lenguas oficiales?
Para empezar, conviene señalar que la Unión Europea tiene 24 lenguas oficiales: el alemán, el búlgaro, el checo, el croata, el danés, el eslovaco, el esloveno, el español, el estonio, el finés, el francés, el griego, el húngaro, el inglés, el irlandés, el italiano, el letón, el lituano, el maltés, el neerlandés, el polaco, el portugués, el rumano y el sueco.
Y aunque pueda parecer un revoltijo, el sistema para que todos se entiendan está ajustado y engrasado. El equipo de traductores del Parlamento Europeo cuenta con 660 traductores, 250 asistentes y 235 colaboradores que se encargan de que la comunicación entre todos los europarlamentarios sea eficiente a pesar de las barreras idiomáticas.
En total existen 552 combinaciones entre las lenguas, ya que cada una de las 24 puede traducirse a otras 23. Esto hace que muchas veces una de ellas no pueda ser traducida directamente a la que se precisa, por ejemplo, del sueco al croata. Para resolver este asunto, el Parlamento Europeo utiliza un método denominado pívot.
Consiste en una traducción cruzada entre el idioma original y una lengua intermedia que se reconduce hacia la lengua final. En el caso anterior del sueco al croata, por ejemplo, el primero sería interpretado primero en alemán y un segundo traductor lo transformaría en croata para que los colegas de Estocolmo y Zagreb no se miraran con cara de no entender el cuento.
Las unidades de apoyo
Al mismo tiempo que trabajan los traductores, varias unidades de apoyo se encargan de que el trabajo sea más sencillo. Existe la denominada Unidad de Informática y Apoyo a las Tecnologías de la Información, que auxilia informáticamente a los intérpretes.
La Unidad de Planificación, por otra parte, recibe las solicitudes de traducción y se encarga de cuadrar todos las tareas para que las traducciones estén disponibles en el momento justo.
¿Y si hay confusión con los textos?
A pesar de que el sistema funciona (no en vano el Parlamento Europeo lleva funcionando desde 1958) surge una última duda, ya que cada lengua es un mundo: ¿Qué ocurre si una traducción no es del todo clara y da pie a confusiones por no haber usado las palabras concretas que se buscaban expresar?
Esta cuestión, que en el fondo entraña el arte de la traducción, corre a cargo de la Dirección General de Traducción, que a su vez dispone de la Unidad de Lenguaje Claro y Verificación de Textos. Los documentos no legislativos redactados en inglés o francés pueden enviar sus textos a esta Unidad para su revisión lingüística para que les asistan en la redacción.
De esta manera la institución europea garantiza la claridad, una correcta redacción y que a la postre sea comprensible para consolidar la credibilidad y la imagen del Parlamento hacia los ciudadanos. De esta manera se garantiza también la coherencia entre las distintas versiones lingüísticas.