Dime a quien votas y te diré qué mitos sobre los migrantes te cuelan
Un estudio releva que cuánto más de derecha es un migrante más sobredimensiona los mitos negativos sobre los migrantes.
Imágenes de migrantes llegando a Canarias, declaraciones en las que se relaciona violencia, drogras y reyertas con la migración, bulos en redes sociales o debates en el Congreso en los que quienes piden abordar la crisis que atraviesa España al respecto apenas ocupan tres minutos a la materia porque el resto del tiempo lo dedican a hablar de ETA, que anunció el cese definitivo de su actividad armada y se disolvió en 2018.
Un caldo perfecto de cultivo que ha provocado que el 30,4% de los españoles piensen que la crisis migratoria es uno de los principales problemas de España a pesar de que solo el 13,7% piense que es un problema que le afecte directamente.
La Fundación ISEAK, centro especializado en la investigación económica y social, revelaba este verano en un estudio cómo la desinformación en redes sociales y medios de comunicación está moldeando una percepción negativa sobre la inmigración en España.
A grandes rasgos, los resultados arrojan que los españoles sobreestiman cuestiones fundamentales en los que los bulos se cuelan de lleno como el número de inmigrantes, su nivel de desempleo o la cantidad de ayudas públicas que reciben. Una visión distorsionada que provoca que se moldee tanto a la opinión pública como, posteriormente, a las políticas sobre inmigración.
Por poner un ejemplo, la población española cree que los migrantes representan un 27,8% del total de la población, cuando lo cierto es que esta cifra es de la mita, del 16%. Lo mismo ocurre con el dato en el que los españoles indican el dato de migrantes desempleados, se indica un dato que multiplica por dos al que realmente es. Sin embargo, el dato más notable es el de la percepción de la proporción de los migrantes que reciben ayudas sociales. Los españoles creen que el 55% de los migrantes cobran ayudas aunque el dato real es del 11%, cuatro veces menos.
Esta discrepancia también se observa en temas laborales. Casi la mitad de los encuestados cree que la inmigración precariza el empleo, mientras que un 40% considera que disminuye los salarios de la población nativa en el país y un 27% cree que reduce las oportunidades laborales.
El informe también destaca que la ideología política juega un papel importante en la percepción de la inmigración. Los encuestados que se identifican con posturas de derecha tienden a sobrestimar el porcentaje de inmigrantes que reciben ayudas sociales y el impacto negativo de la inmigración en la cultura y seguridad. Un 54% de la población cree que la inmigración aumenta la delincuencia, pero este porcentaje sube al 71% entre quienes se identifican con la derecha.
Por cierto, el 92% de los encuestados impondría como requisito para entrar a España no tener antecedentes penales a pesar de que los datos que relacionan migración con delincuencia son mínimos.
Un informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) de este miércoles señala a su vez que los migrantes no quitan el trabajo a nadie. Al contrario, son quienes sostienen la economía de los cuidados.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de empleo de los extranjeros es hasta un 15% inferior a la de los hombres nativos, y 4 puntos en el caso de las mujeres. A pesar de esto, reciben salarios un 30% más bajos que el de los nativos.
El 44% de las empleadas del hogar son extranjeras, y un tercio de los trabajadores del sector agrario también provienen de otros países. Además, cerca de medio millón de camareros en España no han nacido en España.
De hecho, según el Banco de España, el 50% de los migrantes que trabajan en España están sobrecualificados para sus puestos de trabajo. Es decir, trabajan en puestos que requieren menos formación para la que han estudiado y es un problema ya que España no aprovecha como debería el capital humano que viene a trabajar.
Una cuestión que aminora poco a poco gracias a la incorporación a otros sectores de la población migrante. Por ejemplo, en 2008, en el estallido de la crisis, los cotizantes no nacidos en España eran el 22% en el servicio doméstico. Ahora suponen un 13% menos en una tendencia cada vez más reducida.