Cuenta atrás: PP y PSOE, las dos caras de la moneda
Sacudida política por el voto por correo mientras el PP especula ya con los ministros de Feijóo.
Último fin de semana de campaña y dos realidades muy diferentes. El PP ya se ve en la Moncloa, ansía que llegue el próximo domingo y se abran las urnas y espera un aluvión de votos capaz de parar los pies a Santiago Abascal e impedirle la entrada en el consejo de ministros. El PSOE, en cambio, continúa turbado por el balance del cara a cara en Atresmedia y algunos en sus filas parece que ya han tirado la toalla. Los últimos sondeos publicados por El País y la Cadena SER confirman un continuado ascenso de la derecha.
El cara a cara con Alberto Núñez Feijóo era la gran oportunidad de Pedro Sánchez. Para encapsular el ruido y reivindicar su gestión gubernamental, para plantear propuestas, para erigirse como muro de contención frente a la extrema derecha. Hasta ese momento, el presidente había logrado revertir la tendencia de las encuestas, aunque seguían dando la victoria al PP. Necesitaba un empujón, el acicate definitivo. Pero el fracaso fue tan estrepitoso que todo lo conseguido semanas atrás se desvaneció y, de sopetón, el desánimo cundió en la gran mayoría de las estructuras socialistas.
Ese aciago debate para el PSOE se celebró el lunes por la noche y, desde entonces, el partido no ha conseguido remontar. El PP ha vuelto a tener el control del mensaje. Y, lo más importante, está logrando trasladar una imagen de triunfo que se contagia a los cargos y a las bases. “¿Para qué se encerró Sánchez con medio Gobierno y 800 asesores?”, llegó a bromear Feijóo, con el partido haciendo ya cábalas sobre futuros ministros. Que si Cuca Gamarra podría ser la vicepresidenta, que si Pablo Isla es la mejor opción para la cartera de Economía. “El ánimo y la motivación de nuestro electorado está muy alto”, resumió un barón territorial, en conversación informal con este diario.
Ni tan siquiera la polémica sobre el voto por correo ha reactivado al PSOE. “Pido a los carteros, con independencia de sus jefes, que repartan todo el voto”, dijo Feijóo en uno de sus mítines de esta semana. Después, su equipo tuvo que aclarar: “En ningún caso ha puesto en duda el sistema de voto por correo”. Para Sánchez, una forma de “embarrar” la recta final de la campaña y “opacar” lo que en paralelo sucedía en Extremadura y la Comunidad Valenciana, donde se sellaba la alianza del PP con Vox. Para Génova, una manera de continuar con el control de la agenda política y mediática y, además, de hacerse eco de un runrún social antes de que Vox tomara la delantera.
“No hay una persona que no tenga a un familiar o a un amigo que todavía este viernes, con las maletas hechas para irse de vacaciones, no estuviera esperando para votar. Las colas en Correos, la falta de previsión… La gente estaba muy nerviosa con este tema y Feijóo le ha puesto voz”, según fuentes de la dirección nacional. Eso sí, algunas voces del PP conceden que “siguiendo la estela de Ayuso” y “arriesgando” al sugerir dudas sobre el proceso electoral, “quizás” asesorado por Miguel Ángel Rodríguez.
Sea como fuere, en el PP se ven muy fuertes, ganadores virtuales antes incluso del recuento de votos. Hasta el punto de que internamente se ha solicitado contención y que el partido siga en tensión. Según las últimas encuestas internas, ya se habría rebasado la barrera de los 150 escaños y sería real la opción de alcanzar los 160, como adelantó El HuffPost. “Si llegamos a estos números es que hemos conseguido un trasvase de votos a nuestra izquierda y, principalmente, a nuestra derecha. En ese escenario, Vox tendrá que renunciar a entrar en el Gobierno”, apuntan en Génova.
La mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados se consigue con 176 síes y, de momento, Abascal insiste en que negociará duro y con la exigencia de entrar en el consejo de ministros.
Así lo ve quien fuera diputado del PSOE en la anterior legislatura: “Nos está costando mucho movilizar. Nuestra gente quedó muy tocada tras el debate y las encuestas diarias no ayudan. Es verdad que el miedo a Vox está ahí y es un efecto movilizador. Hay mucha gente que teme su entrada en el Gobierno. Pero ilusión, lo que es ilusión, no hay”. ¿Está en shock el partido? “Se podría decir que sí. Y ya es muy complicada la remontada”.
Tras los principales mítines, en el ecuador de la campaña, llegará el último debate electoral. Se celebrará en RTVE el próximo miércoles y habrá cuatro atriles, para los líderes de PSOE, PP, Sumar y Vox. Es el marco propicio para Sánchez, toda vez podría visualizar las dos opciones de gobierno. Aunque Génova ya adelantó que Feijóo no se presentará y su lugar quede vacío. “El presidente se podrá resarcir, elevar el debate y plantear propuestas. Además, la única voz de la derecha será la de Abascal, por lo que la gente podrá ver que detrás de la careta de Feijóo está él”, en palabras de un alto cargo de Moncloa.
En Génova, no creen que ese debate, a dos días del cierre de campaña, vaya a ser decisivo. “La tendencia está consolidada”. Esto es, en el equipo de Feijóo ya se ven en la Moncloa. “Todo lo que tiene que salir bien, está saliendo bien. En cambio, Sánchez está gafado. Le ocurrió en las municipales y autonómicas y le está pasando también en las elecciones generales”.