62 horas y una dimisión que esconde una falta de apoyo: así ha sido la salida de Lobato
El partido busca ahora que entregue su acta y no se aferre a su condición de senador.
Juan Lobato ya no es secretario general del PSOE de Madrid. Intento de barón crítico con Sánchez, el ya exlíder de los socialistas madrileños ha acabado dimitiendo tras conocerse que registró ante notario una conversación de WhatsApp que prueba que Moncloa filtró a los medios de comunicación la confesión de dos delitos por fraude fiscal que había cometido la pareja de Ayuso. 62 horas de errática estrategia y huida hacia delante tratando de resistir frente al aparato de Ferraz mientras perdía apoyos por minutos. Cuando el adjetivo de "traidor" empezaba a tatuarse a fuego en su frente, ya era demasiado tarde. Estaba solo y sin escuchar a (casi) nadie que le enseñaba el camino para un final digno.
La bomba saltaba el domingo. ABC publicaba que Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete de Óscar López cuando ejercía de jefe de gabinete de Pedro Sánchez, le pide que use en la Asamblea de Madrid el correo que desmiente la mentira que había puesto a circular el equipo de Ayuso para justificar y desviar el foco de que su pareja era un defraudador fiscal tras lucrarse como comisionista durante la pandemia. Lobato, consciente de que podría incurrir en un delito, se niega. En ese momento, Sánchez Acera, cuasi lideresa del sector simanquista en el PSOE de Madrid plantea filtrarlo a El Plural para que publiquen el contenido y pueda imprimir el correo electrónico para mostrárselo a Ayuso.
Sin embargo, en noviembre, justo cuando se requisaba el móvil y el ordenador del Fiscal General del Estado, acudía a una notaría y registraba las conversaciones. Según Lobato, para demostrar que el correo se obtiene mediante los medios de comunicación. Según los veteranos del PSOE madrileño para amenazar a Ferraz con implicar a Moncloa e intentar conservar su sillón.
"Sánchez se enfrentó al aparato porque no quería investir a un presidente del PP. Lobato, por mucho que haya vendido, lo ha hecho por salvarse a sí mismo. Vendiendo a una compañera, que es su secretaria de Política Institucional y por ego de creerse el mejor del mundo, como lleva haciendo tres años", resume una destacada diputada del PSOE en la Asamblea.
Tras conocerse la noticia de ABC Lobato desmentía los hechos. Tras reunirse -y ser grabado reconociendo todo- se pone en contacto con Sánchez Acera y con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, para informarles de la bomba que iba a salir en unas horas. Al otro lado del teléfono se enteran de lo que ha hecho Lobato y consensuan un comunicado con el que poder salir del paso.
Pasadas las diez de la noche, Lobato tacha de "bulos y desinformaciones" lo que a las cuatro de la tarde había confirmado y cuenta que lo que quería era "acreditar" que la documentación sobre el novio de Ayuso procedía de la prensa.
A la mañana siguiente, con la metralla aún caliente, hace su rutina habitual: acudir a numerosos medios de comunicación antes que dar explicaciones a los suyos, que tratan de entender por lo que se publica y dice en prensa lo que ha ocurrido. Sin embargo, Lobato sabe que miente y cae en contradicciones que achaca a haberse explicado mal pasa del "exceso de prudencia" por si se trata de implicar al PSOE de Madrid a desligar a Sánchez Acera de ser Moncloa porque es su secretaria de Política Institucional con la que preparo las sesiones de control.
Posteriormente, y ante los periodistas que cubren habitualmente la Asamblea de Madrid, se niega a enseñar la conversación con Sánchez Acera para confirmar su versión. "Es privada", se justifica. "Si algo me jode es que se publique una conversación con una compañera, porque el objetivo no era hacerla pública", insiste asegurando que lo hizo a título "personal".
Tras la ruta por radios, entra en directo en Al Rojo Vivo donde reconoce que la noticia no tenía ninguna marca de agua y que era un "pantallazo" del correo. No sabe identificar el medio, pero lo cierto es que el primero que publica la fotocopia que usó ese día es el mismo al que después, según el acta notarial, le filtran el documento.
Cercado por su exposición y el cabreo creciente en el PSOE de Madrid por no tener explicaciones, el entorno del ex barón empieza a difundir por grupos de WhatsApp las explicaciones que Lobato ha hecho por medios de comunicación y resaltando que lo importante es que la pareja de Ayuso se aprovechó de un bulo del equipo de la Presidencia de la Comunidad de Madrid y que va a reconocer sus delitos. "Hay que resistir", llega a decir el padre de Juan Lobato en estos grupos dando consignas para salvar a su hijo. No es baladí. También llamado Juan Lobato, lleva toda una vida dedicada al PSOE madrileño y sabe moverse como pocos en la federación en las guerras internas. Su hijo tiene en él un consejero en el que confía ciegamente. "Estos días que tuviera un equipo o diputados fieles daba igual, solo ha escuchado a 'Juan padre'", explican fuentes socialistas en Madrid.
La idea de resistir era clara. Este martes, antes de su comparecencia denunciando un "linchamiento" contra él Lobato se reúne con varios de sus diputados: Diego Cruz, Jesús Celada, Horacio Sánchez, Mar Espinar, Emilia Sánchez, y Daniel Rubio y Tatiana Jiménez. La única que falta es su 'número dos', Marta Bernardo, que no llega a tiempo.
Según fuentes presenciales, se le plantea dimitir, tratar de bajar las revoluciones y quedarse de diputado y seguir su carrera política con un perfil bajo como senador por designación autonómica. Otros, los más fieles a su liderazgo, le pide que aguante y vaya a primarias contra el que será su candidato: Óscar López. Elige lo segundo y se prepara para ello. Comienza a llamar a aquellos que llevan meses mostrándole apoyo para calcular apoyos. Sin embargo, los que llevaban meses jurando lealtad acababan por no continuar apoyándole "Pierde apoyo por minutos. Dudo que pueda llegar a reunir los avales", llegaban a reconocer esa tarde a este medio diputados del PSOE en la Asamblea conscientes de cómo iba la balanza en las diferentes agrupaciones.
A lo largo de la mañana, la noticia se confirmaba: solo quedaba dimitir. Su carrera al frente del PSOE de Madrid terminaba a las 14:21 horas del miércoles, cuando el partido remitía a los medios de comunicación la carta. Lo hacía, al igual que un día antes cuando pensaba quedarse, disparando contra Moncloa diciendo que lo hacía "para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido, que sólo iba a dañar al PSOE en Madrid" así como a los "avances en la unidad" que se habían "conseguido en estos tres años".
"Sin duda mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene. No pasa nada. Lo asumo democráticamente. Pero no puedo renunciar a ser como soy y como he sido siempre", indicaba.
Ahora, y a la espera de una gestora que se hará cargo del partido desde este jueves y que estará, previsiblemente, dirigida por Isaura Leal, el esfuerzo está en que deje su acta. "No puede seguir de diputado después de lo que ha hecho. Juan no ha dimitido del todo. Quiere seguir siendo senador y para ello necesita ser diputado porque lo es por designación autonómica. Es lo único que le queda, como a Susana Díaz. Eso y la tele a disparar contra el partido, que es para lo que le llaman", resumen fuentes del PSOE madrileño.
Entre los cometidos de esa futura gestora, aparte de preparar la llegada de Óscar López, estará también el arduo trabajo reconducir el grupo parlamentario. Se esperan salidas entre los cercanos a Lobato y la lista electoral comenzará a correr. También habrá que elegir a un nuevo portavoz y dirección del grupo parlamentario para recuperarse del golpe y seguir haciendo oposición a Ayuso.
Tres años con una verticalidad creciente
Un ocaso tras tres años y medio de liderazgo en la siempre inestable federación madrileña en la que Lobato ha intentado hacerse hueco en la izquierda madrileña con una oposición a Ayuso personalista y cuasi vertical.
Entre dos aguas entre las críticas a Ayuso y los reproches con la boca pequeña a su partido, Lobato ha intentado hacerse siempre un hueco a la sombra del presidente del Gobierno y la presidenta madrileña mostrándose como un crítico.
Nunca fue Emiliano García-Page o Javier Lambán, pero siempre hubo sintonía con ellos y sus mensajes contra Ferraz aunque después negara repetitivamente en los medios de comunicación que existiera.
Bien sea por convencimiento o por estrategia, Lobato, que nunca ha contado en Madrid con una base sólida de fieles ya que debe prestado los votos al simanquismo, optó por ser un perfil moderado dentro del PSOE tratando de atraer los votos del extinto Ciudadanos que acabó por quedarse Ayuso a la par que mostraba una imagen más tranquila que su rival política. Una cuestión que cada vez molestaba más entre los diputados socialistas, que veían desdibujada la carrera por ser la cara de la oposición a Ayuso frente a Más Madrid, con quienes están empatados en escaños y a un puñado de votos de diferencia.
Ni siquiera la salida de Mónica García al Gobierno y la llegada de Manuela Bergerot a la portavocía del otro partido de izquierdas en la Asamblea hicieron despuntar a Lobato, más centrado en la pedagogía, los datos y las propuestas que en atacar o defenderse de una Ayuso que no perdía nunca la ocasión de ir cuchillo en mano a por el PSOE. Cada vez más aislado, los diputados se quejaban en los pasillos de la Asamblea que conocían las decisiones de Lobato por los medios o minutos antes sin poder tener opción a debate. "La cosa era cada vez más vertical, más bunkerizado y nadie salvo él y sus palmeros sabían qué se iba a hacer, cómo y qué decir. Al resto da gracias si nos dejan presentar una iniciativa para llevarla a pleno. Siempre era un 'no toca eso ahora'", comenta un diputado.
Tampoco hizo por afianzar relaciones y aliados dentro del PSOE. Prueba de ello es el hartazgo que había tanto en su ejecutiva como en el Comité Regional, donde se han enterado de su dimisión por su 'número dos', Marta Bernardo, que reenviaba el mensaje que había preparado Lobato a través de un mensaje de WhatsApp. Ningún cargo puede hablar ahí ya que se trata de un chat cerrado a comentarios donde la única autorizada para poder pulsar a "enviar" es Bernardo. Tampoco ha hecho por acercarse a rostros como Reyes Maroto o Enma López, personas apreciadas tanto por la militancia como Ferraz siendo casi imposible encontrar imágenes juntos.