Un grupo de 40 científicos se unen para cerrar las puertas de España al bisonte europeo
El rewilding de esta especie choca con el clima mediterráneo, las leyes y la historia paleontológica.
La reintroducción de especies desaparecidas en ciertos ecosistemas, conocida como rewilding, se ha consolidado como una estrategia clave en la conservación global. Sin embargo, no todos los proyectos cuentan con el respaldo científico necesario para garantizar su viabilidad. Es el caso del bisonte europeo (Bison bonasus) en España, cuya reintroducción ha sido rechazada por 40 investigadores de 25 universidades europeas, según un estudio publicado en Conservation Science and Practice.
El bisonte europeo, símbolo de éxito en conservación, pasó de estar al borde de la extinción en el siglo XX a alcanzar los 9.500 ejemplares distribuidos en 11 países europeos. Sin embargo, su introducción en España ha generado controversia. Según el estudio liderado por Carlos Nores, zoólogo de la Universidad de Oviedo, no existen pruebas de que esta especie habitase la Península Ibérica en ningún periodo histórico.
Las representaciones de bisontes en pinturas rupestres, como las de Altamira, podrían referirse al Bison priscus (bisonte estepario), extinto hace más de 10.000 años, o incluso a los uros (Bos primigenius), y no al bisonte europeo. Este último está adaptado a climas fríos y húmedos, propios de Europa central y oriental, pero adversos en el entorno mediterráneo de la península.
España, cuenta el diario Información, cuenta ya con alrededor de 200 bisontes europeos, pero su adaptación al clima mediterráneo es problemática. Según los investigadores, esta especie necesita inviernos fríos y húmedos, condiciones ausentes en gran parte del territorio peninsular, donde los veranos calurosos y secos se agravan con el cambio climático. Intentos previos en regiones mediterráneas han fracasado por falta de recursos alimenticios, incluso con poblaciones reducidas.
El estudio resalta que las funciones ecosistémicas que desempeñaba el bisonte estepario ya no son relevantes en la península. Además, España cuenta con especies autóctonas como el ciervo rojo (Cervus elaphus) y razas de ganado extensivo que ya cumplen un papel crucial en el control de la vegetación y la prevención de incendios.
La legislación española y europea prohíbe la introducción de especies que no hayan habitado históricamente una región. Al no ser el bisonte europeo una especie autóctona, su reintroducción violaría estas normativas. Además, los investigadores plantean cuestiones éticas sobre la liberación de una especie en un entorno que no garantiza su supervivencia sin intervención humana constante, calificándola de “irresponsable”.
Los autores del estudio piden que las medidas de conservación sean sostenibles, éticas y adaptadas a cada ecosistema. Argumentan que la recuperación del bisonte europeo debe centrarse en los países que comparten su rango natural histórico, evitando proyectos bien intencionados pero mal fundamentados.
"La conservación no puede basarse en simbolismos o modas, sino en evidencias científicas que aseguren un impacto positivo a largo plazo”, concluyen los investigadores, quienes insisten en que el verdadero desafío es abordar la emergencia climática con soluciones innovadoras y realistas.