Las 'superratas' que resisten a los raticidas: doce comunidades en alerta
Los roedores presentan una asombrosa inmunidad ante los raticidas empleados para su control.
El Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) ha lanzado la voz de alerta acerca de un comportamiento de las ratas que está llamando la atención de los profesionales. Según se ha especificado, se han identificado mutaciones genéticas en poblaciones de ratas en hasta doce comunidades autónomas.
Estas mutaciones parecen otorgarles una cualidad desconocida hasta el momento: resistir a los raticidas. Se trata del método más eficaz con el que se trata de acabar con las plagas de estos roedores, pero puede que su efectividad esté llegando a su fin.
Los rodenticidas anticoagulantes, el veneno más extendido para controlar la presencia de estos animales, parece haber dejado de actuar de forma efectiva sobre las ratas. La función de estos raticidas se centra en una muerte ralentizada, que se produce en los roedores tras 24-48 horas de haberlo ingerido ya que está comprobado que, en el caso de provocar una muerte inmediata, las ratas aprenden a evitarlo al ver a sus congéneres morir.
Por esto se muestra tan útiles estos raticidas anticoagulantes, ya que presentan la cualidad de una muerte programada, al provocar hemorragias internas unas horas después de haber sido consumido, por lo que se presuponen como la solución ideal para tener bajo control a las ratas. Pero esto podría haber cambiado.
La situación puede llegar a ser "muy grave"
Esta información fue conocida por los equipos de control de plagas, que se dieron cuenta de que no podían controlar a las poblaciones de roedores como antes. Por este motivo notificaron al Ministerio de Transición Ecológica, que a su vez informó al INIA para conocer sus causas y posibles soluciones.
El INIA llevó a cabo un estudio publicado en la revista científica Chemosphere en el que explican cómo y por qué han adquirido esta resistencia. En concreto, apuntan a que las mutaciones tienen lugar en el gen que codifica para la enzima VKORC1. Estos raticidas actúan directamente en esta enzima y la inhiben para evitar que se activen los factores de coagulación.
Según señala Azucena Bermejo, una de las firmantes del artículo, esto se debe en gran medida al "mal uso" por parte de la población general. Bermejo apunta que el empleo de estas sustancias "debe ser siempre profesional" debido a la gran toxicidad que presenta, y asegura que mucha gente "tira los restos a la basura convencional", algo que, además de ser altamente contaminante, puede tener efectos como estos. Por esto solicita que se prohíba su venta en tiendas y establecimientos de cara al público general.
Madrid, el foco más preocupante
Según el estudio de la INIA, hasta el 21% de las ratas de alcantarilla presentes en la comunidad, son ya resistentes a estos raticidas. Algo que se repite también en las ratas negras, de las que se conocen hasta cuatro mutaciones.
Tanto desde el Ministerio de Transición Ecológica como desde la INIA alertan del grave peligro que puede suponer este problema, con el riesgo que supondría el descontrol de las poblaciones de estos roedores, portadores de enfermedades, que podrían derivar en epidemias, además de suponer enormes problemas ganaderos y agrícolas.