Mamá: ¿soy niño o niña?
Los niños transgénero ya no son invisibles, y es maravilloso ver cómo nuestros pequeños y nuestros adolescentes entienden y comprenden la sexualidad mucho mejor que sus propios padres, aunque en esta historia no sea exactamente el caso.
Ayer hacía uno de esos días de calor irrespirable en Nueva York. Treinta grados de termómetro, un 70% de humedad y ni un ápice de viento que diera un respiro. Cogí los bártulos y me fui a visitar a África y Pablo a Nueva Jersey, ese estado lindante con Nueva York, y en cuyos pueblecitos viven miles de trabajadores que cada día vienen a la Gran Manzana a trabajar. En el caso del pueblo de África y Pablo, cuentan con una piscina -lago artificial para residentes que es una bendición en los días en los que los zapatos se pegan al asfalto neoyorquino.
África y Pablo tienen una hija de 13 años. Comíamos una hamburguesa y un perrito caliente bajo la sombrilla de la cafetería fast-food organizada para el verano, y en la mesa de al lado había un grupo de niños, y una niña que parecía un niño.
Mira, mamá, dice nuestra preadolescente, esa niña es Ann (nombre inventado), se ha cortado el pelo y, cada vez parece más un chico. La hija de África y Pablo tiene 13 años, y Ann va a su clase en el colegio público del pueblo. "Ann todavía no sabe si es chica o chico, pero yo creo que quiere ser chico", a lo que su madre responde "Cariño, hay algunas personas que en su cabecita sienten una cosa, y su cuerpo, sin embargo, ha nacido con otro sexo. Ann se dará cuenta según crezca de si quiere ser una niña o un niño".
Ann tiene el pelo cortado como un niño. Su bañador era de niño. La camiseta negra ocultaba cómo se "pegaba el pecho" -como lo explicó nuestra adolescente, para parecer mas chico.
Yo le pregunté: "¿Y en el cole, el resto de los niños, cómo la tratan?". A lo que me respondió: "Los chicos, fenomenal. Los niños son distintos y la han aceptado como uno mas. A mí me cae muy bien, hacemos los trabajos de Matemáticas juntas, pero a las niñas en general les provoca rechazo y cotillean sobre ella". Pregunté por los profesores y su acercamiento a su alumna: "Los profesores la tratan en femenino, la llaman Ann, pero este año, cuando llegaron dos profesores nuevos al colegio, no la encontraban en la clase, porque buscaban a una niña, y parece un niño".
Es la primera vez que me encuentro con preadolescentes hablando de transgénero con naturalidad. La hija de África y Pablo había vivido toda su vida en Madrid. No sabía lo que era una persona transgénero hasta que ayer su madre le explicó lo mucho que Ann tenía que estar sufriendo, y la necesidad de que todos le arroparan y le acogieran teniendo en cuenta cómo Ann se siente en cada momento y respetando su intimidad.
Los niños transgénero ya no son invisibles, y es maravilloso ver cómo nuestros pequeños y nuestros adolescentes entienden y comprenden la sexualidad mucho mejor que sus propios padres, aunque el caso de Africa y Pablo, no sea ése caso.