Cambia el año y cambia la suerte
No es la suerte que te trae el 2013, es la actitud con la que te vas a enfrentar a tus sueños a partir de ahora. Una actitud que habla de "esto depende de mí más de lo que me imaginaba". El siguiente paso es actuar.
Cambia el año y cambia la suerte... o eso es lo que la mayoría desea. Porque muchas personas no se han dado cuenta todavía de que son los protagonistas de su historia, los actores principales de esta película que les ha tocado vivir. Mal que bien para unos, mejor para otros, pero vivir. Y por ello, en lugar de responsabilizarse de su día a día, de crear oportunidades, esperan que en momentos especiales y emotivos, venga el hada madrina y les toque con la varita mágica.
Cambiar de año significa esperanza para muchos, suerte para otros, objetivos y sueños por los que luchar para casi todos. Realmente no es el cambio de año lo que ilusiona, sino que al cruzar la línea, al cambiar de dígito, te cambia la mentalidad. Esa es la responsable de todo: tu mentalidad y actitud. Si quieres polvos mágicos, búscalos en tu actitud, en lo que tú llevas dentro.
Todos necesitamos un ¡PREPARADOS, LISTOS, YA! para empezar a correr. Pero si dejas que tu pistoletazo esté en función de esas fechas señaladas, siempre dependerás de los LUNES, los PRIMEROS DE ENERO, o del día después de tu CUMPLEAÑOS para ponerte en marcha. Hoy es tu día, hoy también puedes ponerte en la línea de salida y a la voz de "VAMOS", salir con toda esa fuerza que llevas dentro.
¿Que no sabes dónde reside tu fuerza, que te ves desganado, sin ganas de seguir remando? Pues no te lo vamos a permitir. A partir de hoy, sí, hoy, le vamos a cerrar la puerta al derrotismo, a la pérdida de oportunidades, a la falta de fuerza de voluntad, a la desidia, desgana... porque cuando la tristeza entra por la puerta... la fortaleza salta por la ventana (parafraseando a El Último de la Fila). Vamos con ello.
Si miras dentro de ti, te darás cuenta que tienes muchos motivos por los que luchar. A mí se me ocurren varios: los hijos, los viajes que te quedan por hacer, por superarte como persona, por disfrutar de tu deporte, de las charlas con esa amiga, por aprovechar las experiencias con los abuelos, por el olor del café cuando te despiertas por la mañana, por disfrutar en paz de ese senderismo, por las carcajadas con el grupo de amigos, por leer con una música relajante, por esa copa de vino que disfrutas mientras ves tu serie.
Reflexiona durante unos minutos... si tuvieras esa varita mágica, ¿cómo sería ahora tu vida? Haz una lista con diez cambios. Venga, vamos, ¿a qué esperas? Prueba también a hacer el ejercicio con tus hijos. Los niños son sinceros, te ayudará a ver su grado de felicidad, conformidad, esas necesidades que a veces no detectas...
No sigas leyendo hasta que no tengas esa lista con el top ten de los cambios. Anótalos en una hoja. Lo que deseas puede tener relación con cualquiera de las áreas de tu vida: laboral, familiar, de pareja, social o contigo mismo.
Ahora, sé sincero y elimina de la lista esos puntos que no dependan de ti para nada, o sea, aquellos que solo puedes cumplir pidiendo un deseo cuando ves caer una estrella fugaz. La mayoría de personas, después de confeccionar la lista, se sorprenden por lo accesibles que son sus deseos. No suelen fantasear con que les toque la lotería, ser eternamente jóvenes, ni con dar un viaje espacial, sino con ser feliz, tener un trabajo en el que se sientan valorados y a gusto, tener esa persona con la que compartir su vida, un grupo de amigos con el que reír, viajar y conocer mundo...
¿A que no has tachado tantos? ¿A que la mayoría de sueños están relacionados con lo que tú eres capaz, con vencer miedos, formarte más, dar un paso al frente, o con invertir esfuerzo para alcanzarlos? No se trata en este artículo de establecer objetivos ni de planificar para ir a por ellos. Se trata solo de tomar conciencia, saber que ese mundo ideal, ese mundo en el que te sentirías en paz, está más cerca de lo que tú te imaginas.
De todo lo que has escrito, selecciona tres cambios y piensa qué porcentaje de responsabilidad tienes tú en la consecución del mismo. ¿Depende de ti, necesitas a alguien más para que te ayude, necesitas dinero para ponerlo en marcha, experiencia, formación, hay algo más que puedas hacer, vencer un obstáculo? Desgránalo, hasta que des con todo lo que necesites. Te voy a poner un ejemplo. Para aquellos que hayáis escrito algo parecido a: "Conocer o encontrarme en la vida con alguien especial con quien compartir y tener una familia".
¿Depende solo de ti? No. Necesitas a la persona "especial".
¿Puedes pedir ayuda? Sí. Di a tus amigos, compañeros de trabajo o familia que estarías encantado de conocer a alguien, alguien que sea importante en tu vida, que te ilusione.
¿Hay algo más que puedas hacer? Sí. No valen solo las alternativas que has probado hasta ahora. Existen muchas otras. Pregunta a otros qué hicieron, cómo conocieron a sus parejas, ¿tomando café, se las presentó un amigo, en un viaje, apuntándose a senderismo, en un curso de formación, siendo atrevidos y acercándose a la persona, en el trabajo, en internet? No digas que no lo puedes conseguir y que no depende de ti hasta que no lo hayas probado todo.
Trata de hacer este ejercicio con todos los puntos, o por lo menos con esos tres que has elegido como prioritarios. Responsabilízate de tu cambio, de lo que deseas, de ser feliz. No es la suerte que te trae el 2013, es la actitud con la que te vas a enfrentar a tus sueños a partir de ahora. Una actitud que habla de "esto depende de mí más de lo que me imaginaba". Una actitud que te dice "tú puedes intentarlo, lo único que desgasta y mata es la dejadez y el miedo". Una actitud que te grita "que tú eres el protagonista, el creativo, el que tiene ideas para hacer las cosas de forma diferente, búscalas, invierte tiempo en PENSAR". Una actitud que te recuerda "que pidas ayuda, que las personas somos solidarias y que muchos más de los que imaginas estarán dispuestos a ayudarte, darte ideas y echarte una mano".
Cuando tengas tus tres cambios desgranados, sabiendo qué necesitas y en qué personas te vas a apoyar... estarás preparado para empezar a planificar los objetivos. Primero ten claro qué quieres, qué te hará feliz y luego en otro artículo desarrollaremos el plan estratégico.
Fantasear te hace sentir bien, soñar con lo que deseas. Ahora has soñado, pero poniendo los pies en la tierra, sabes qué quieres y con quién vas a ir de la mano. El siguiente paso es actuar.
Recuerda, la suerte la tienes tú, está en ti, en tu potencial, en los que te van a ayudar (que son muchos) y en no bajar los brazos.