Contra el matrimonio gay
Si lo que dicta el Constitucional va contra el matrimonio gay, aparte de crear un importante problema jurídico curiosamente no hará sino dar oxígeno a los colectivos LGTB, necesitados como están de argumentos que les sostengan y les permitan mantener su actividad.
Pascual Sala, Presidente del Tribunal Constitucional acaba de afirmar que el alto tribunal decidirá sobre el recurso del PP al matrimonio homosexual "urgentemente, este mes o el que viene". Esperemos que esta vez la cosa vaya en serio y no como cuando alguien desde el Gobierno (¿Gallardón quizás?) lanzó el globo sonda de que sí, que el matrimonio igualitario iba a salir adelante, siendo la noticia portada de El País, hace unas semanas. De lo que no estamos seguros es de que los distintos grupos ultraderechistas que apoyan al PP permitan que su partido valedor saque adelante este derecho sin que lo dinamite a través de sus representantes en el Constitucional, porque a estas alturas nadie se cree que la Justicia no esté politizada y manipulada por los partidos. Por todo ello estamos seguros de que el veredicto que obtengamos dentro de uno o dos meses, será el resultado de duras pugnas dentro del PP entre los partidarios de dejar las cosas como están (los menos) y los que pretenden acabar con los derechos de "maricas y tortilleras" que no tienen porqué poder casarse y por lo tanto "contaminar" una institución que han defendido siempre "las personas de orden", por supuesto todas ellas heterosexuales.
El caso es que si lo que dicta el Constitucional va contra el matrimonio gay, aparte de crear un importante problema jurídico -algo que no deja de ocurrir desde la llegada del PP al Gobierno- curiosamente no hará sino dar oxígeno a los colectivos LGTB, necesitados como están de argumentos que les sostengan y les permitan mantener su actividad. Por el contrario si el veredicto fuera positivo podríamos decir que esto sería la puntilla que el sistema da a estos colectivos, que no han ido sino perdiendo representatividad al lograr su principal reivindicación y su mayor leit motiv, el mismo que defendieron todos los colectivos del Estado durante los últimos años. Además los colectivos LGTB están sufriendo los mismo problemas que el resto de ONGs españolas, en lo que se refiere a falta de ayudas y de financiación, pero además en este caso están experimentando una importante desmovilización de sus bases, erróneamente convencidas de que ya está todo o casi todo hecho al haber logrado la igualdad matrimonial.
Todo ello tiene lugar además en un momento social en el que los derechos de las minorías han pasado a un segundo lugar, ya que ahora sólo la economía y el paro interesan a los españoles y a los medios de comunicación. Este momento ha pillado al movimiento LGTB español profundamente dividido y en crisis. Un pequeño botón de muestra de lo que está sucediendo es lo que le ha ocurrido a la Librería Berkana, situada en el corazón del barrio de Chueca, que ha pasado de contar con un amplio local de dos plantas a presentarse a los compradores en uno minúsculo, que es cinco veces más pequeño que el que tenía hace poco más de un año, agobiada por la crisis que sufre el sector de las librerías y en su caso concreto por la pérdida además de militancia que llevaba a comprar en este establecimiento en lugar de hacerlo en otros generalistas.
También las afamadas fiestas de Chueca van poco a poco entrando en decadencia, en parte por las propias divisiones dentro de la organización y los distintos y enfrentados intereses que se dan dentro de ella y también porque además tienen que hacer frente a las políticas reaccionarias de Ana Botella, a la que seguramente no hace ninguna gracia que durante la última década las fiestas de Chueca hayan sido la principal iniciativa lúdica que se lleva a cabo en la ciudad de Madrid, por lo que seguramente trata "soterrada y lentamente" de acabar con ellas, aunque eso empobrezca un poco más a nuestra ciudad y condene a más personas al paro.
Ya es sabido de todos que para la derecha la decencia es lo primero y desde luego la decencia no pasa por permitir que los hombres se casen entre ellos ni que las mujeres puedan casarse con otras mujeres porque como todos sabemos, o deberíamos saber a estas alturas, de la "unión íntima" de una pera con una manzana no puede salir nada bueno (Botella dixit) ¿o era de la unión de una pera con otra...? Sinceramente creo que a estas alturas esto ya no lo debe saber ni ella misma.
Lo que sí está claro es que si el veredicto es negativo al matrimonio homosexual comenzaremos a sospechar que Rajoy tenía un plan premeditado -cocinado durante sus largos años en la oposición- de acabar con el legado social que dejó Zapatero (derechos de gays, lesbianas y transexuales, aborto, protección a las mujeres y a las familias, ley de dependencia, educación para la ciudadanía...) ya que desde su llegada al poder no ha hecho sino recortar todos los derechos y libertades por los que José Luis Rodríguez Zapatero trabajó tan denodadamente. El afán destructivo de Rajoy parece más un acto de venganza que de arquitectura política.