Sánchez en África

Sánchez en África

"Viajar a África, como hace Sánchez, es, al menos, señalar el foco real del problema, que no se resuelve alzando muros ni lanzando a los peces a los infortunados que se juegan la vida".

Imagen de archivo de otro rescate de migrantes en El Hierro (Canarias).Europa Press via Getty Images

El presidente del gobierno ha iniciado hoy, martes, un rápido viaje África en el que recalará en los tes países desde los que parte hacia la UE en general y España en particular la mayor parte de la emigración económica. Sánchez trata así de potenciar una política que ya comenzaron Zapatero y su ministro Moratinos que consistía en auxiliar mediante cooperación económica y social a los países africanos que más emigración emiten. De este modo, y solo de este modo, se podrá paliar el fenómeno migratorio, fijando a los ciudadanos a su tierra mediante actividades que les permitan ser autosuficientes y no tener que recurrir a la diáspora.

Pedro Sánchez ya viajó en febrero a Mauritania, junto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Juntos anunciaron una lluvia de millones para ayudar al país, clave en el control migratorio: 210 millones directos de la UE y 300 millones por parte de España en inversiones de distinto tipo. Sánchez se volverá a ver este martes con el presidente, Mohamed Ould Ghazouani. Está previsto que se lance el comité bilateral empresarial hispano-mauritano, en el que participarán empresas mauritanas y el sector público español, con especial presencia de autoridades del sector empresarial canario, según Moncloa.

El miércoles, Sánchez se desplaza a Gambia. Es el primer viaje de un presidente de Gobierno español a este pequeño Estado rodeado por Senegal de tan solo 2,7 millones de habitantes. Allí visitará al destacamento de la Guardia Civil y de la Policía española en el puerto de Banjul, la capital, donde cooperan con las autoridades locales en el control migratorio. Sánchez se verá con el presidente gambiano, Adama Barrow. Ese mismo día, por la tarde, Sánchez aterriza en Dakar, la capital de Senegal, para comenzar la tercera y última etapa de su gira presidencial. En el Instituto Cervantes, Sánchez y su ministro de Economía, Carlos Cuerpo, presentarán la iniciativa de cooperación Africa Avanza.

El jueves, el presidente tendrá un encuentro con las empresas españolas en Senegal y comenzará la etapa de mayor relevancia política del viaje, con el primer encuentro con el nuevo Gobierno del país. Se verá tanto con el recientemente elegido primer ministro, Ousmane Sonko, como con el presidente Bassirou Diomaye Faye.

De esos inmigrantes, el mayor número proviene ahora de Malí. El país es el epicentro de una crisis que asola a otros países del Sahel, como Níger o Burkina Faso. A la amenaza yihadista y a la guerra civil se respondió con golpes de Estado en los tres países. Hace algo más de una década, Francia desembarcó en el Sahel para detener el ascenso del terrorismo islamista en la región, pero el desinterés de la comunidad internacional y la presión creciente de los movimientos revolucionarios en la zona, auspiciados por Moscú, han ido expulsando a París. A finales de 2022 dejó Mali y Burkina Faso a comienzos de este año; en septiembre de 2023, tras el golpe de Estado que derrocó en julio al presidente nigeriano Mohamed Bazoum y que avivó el sentimiento antifrancés de la población, el presidente Emmanuel Macron dijo que su país pondría fin a la presencia militar en Níger y retiraría a su embajador. De esa forma, Macron ordenó la repatriación de los cerca de 1.500 militares desplegados en esa nación del Sahel en la última década. Todos los vacíos han sido llenados inmediatamente con efectivos del grupo Wagner, presente en la zona desde 2016.

Frente a esta realidad inquietante, que explica las desbandadas demográficas de muchedumbres depauperadas, sin presente y sin futuro la UE está practicando una retórica hueca, basada en promesas y falta de realidades. Si se revisa en la web del Consejo Europeo las relaciones entre la UE y África se ve que el dibujo no se corresponde con la realidad. Así por ejemplo, en 2022 hubo una cumbre entre la Unión Europea y la Unión Africana; de ella salieron estas conclusiones (textuales):

"En febrero de 2022, los dirigentes de Europa y de África han convenido en una visión común de una asociación renovada. Los objetivos de la asociación son la solidaridad, la seguridad, la paz, y una prosperidad y un desarrollo económico sostenibles y duraderos para los ciudadanos de la Unión Africana y la Unión Europea, ahora y en el futuro, que acerquen a las personas, las regiones y las organizaciones". 

"Esta asociación renovada implicará: un paquete de inversión África-Europa de 150 000 millones de euros; el suministro de 450 millones de dosis de vacunas a África a mediados de 2022; una mayor cooperación en materia de paz y seguridad; una asociación reforzada en materia de migración y movilidad; un compromiso con el multilateralismo".

La realidad es más bien otra: África, desaparecida de los fotos internacionales desde la pandemia, está siendo rehén de la geopolítica global y sus ciudadanos no tienen otra salida para sobrevivir que la huida. La cooperación intencional, que nunca fue abundante, ha pasado a ser simplemente simbólica, y solo algunas voces visionarias, como las del malogrado Jacques Delors, han visto en las últimas décadas la necesidad de redimir África para estabilizar Occidente.

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Viajar a África, como hace Sánchez, es, al menos, señalar el foco real del problema, que no se resuelve alzando muros ni lanzando a los peces a los infortunados que se juegan la vida para salir del hambre y la necesidad.