Ahora más que nunca, el 'happiness management' puede ser tu aliado en tiempos de la Gran Renuncia
Se puede convertir en una estrella que ilumine el éxito de las empresas a medio y a largo plazo.
Si se hace un recorrido histórico por la economía globalizada de los países más avanzados desde la Gran Recesión (2008) hasta la actualidad, se detecta la existencia de un mercado laboral caracterizado por un gran volumen de trabajadores con un poder adquisitivo cada vez menor y, en muchos casos, con salarios poco dignos que los sitúa en diferentes umbrales de pobreza. Como es sabido, dicha situación se complica de forma gradual con la llegada de la pandemia del covid-19. En este sentido, no resulta exagerado decir que algunas políticas empresariales llevan a desarrollar unas gobernanzas corporativas que no están alienadas con el bienestar psicológico y la satisfacción laboral del capital humano. Quizá sin saber sus altos directivos y directivas que un recurso intangible llamado felicidad empezaba a revelarse en el interior de sus organizaciones.
Bajo nuestro punto de vista, dicha revelación alcanza proporciones de tsunami en la era post covid-19. Época donde surge el fenómeno de la Gran Renuncia y el gran desgaste. Dicha decisión y dicha forma de sentir el trabajo viene causada por múltiples causas, entre ellas cabe citar bajos salarios, ambientes laborales tóxicos o dificultades o incluso inexistencia de progreso de crecimiento profesional.
A ello se suman algunos modelos de gestión agotados y en parálisis como consecuencia del déficit de felicidad corporativa que existe dentro de las empresas. Esta realidad muestra dos aspectos sobre los que hay que reflexionar. El primero es que no se suele contemplar la búsqueda de la felicidad por muchos motivos: desde considerar que se trata de una enorme inversión, a confundir esa felicidad como buenismo. Por ello, no se ponen en marcha acciones para lograr organizaciones más saludables. Sin embargo, la eudaimonia -felicidad, florecimiento humano y prosperidad- ha sido una de las principales preocupaciones de la humanidad. El segundo viene determinado por los procesos de toma de decisiones en los que no se consideran prácticas de gestión de personas destinadas a garantizar la estabilidad económica y emocional de sus clientes internos. Tal hecho dificulta, entre otras cosas, el crecimiento productivo e innovador, así como la implementación de una cultura sustentada en el portafolio del compromiso organizacional, la ética y la felicidad corporativa.
¿Cómo se puede cambiar este relato? Aplicando al mundo real algunos de los aspectos que ya se están estudiando desde el mundo académico como lo demuestran las investigaciones de la Red Internacional Universitaria de la Felicidad. Un corpus importante de estos estudios científicos pone de manifiesto, por un lado, que el desarrollo productivo, tecnológico, digital y comercial de las empresas requieren de líderes y trabajadores que navegan hacia el círculo virtuoso de la felicidad corporativa de todos sus stakeholders (tanto internos como externos). Y por otro, que las compañías deben promover acciones que atraigan y fidelicen los talentos creativos desde el enfoque del humanismo, la responsabilidad social corporativa y de gestión de la felicidad (happiness management). Es un reto para las empresas incorporar la atractiva filosofía del happiness management y más teniendo en cuenta que, en las clasificaciones mundiales de las empresas, es difícil encontrar, entre las empresas más importantes, alguna que la siga.
Ante este nuevo paradigma que ha originado la Gran Renuncia, la dirección estratégica de las organizaciones puede poner en marcha, ahora más que nunca, una imagen corporativa de felicidad prosocial que cambie su visión centrada en los aspectos corporativos por una más centrada en las personas y su bienestar. ¿Y ello es posible? Una buena herramienta para ello es la incorporación del happiness management que, en un contexto como el de “Gran Renuncia”, puede ser el modelo de gestión que permita:
- Empleados y empleadas que se sientan miembros proactivos de la organización con la finalidad de que se involucren directamente en la toma de decisiones cotidianas de la empresa.
- Trabajadores más felices que están más satisfechos y por ello pueden tener un mejor desempeño laboral.
- Personas más estables emocionalmente y éticamente comprometidas que son más flexibles y resilientes.
- Un estilo de liderazgo comunicativo, participativo y que transmita sentimientos positivos desde su empatía e inteligencia emocional.
- Gobernanzas corporativas que fomente la pasión laboral, el intra-emprendimiento y la confianza.
- Una formación transversal global que permita desarrollar la creatividad de sus clientes internos, poniendo el foco en una escucha bidireccional y en la búsqueda de su felicidad holística.
De este modo, se puede cultivar una empleabilidad que minore no solo las bajas voluntarias de los empleados o cualquier forma de rotación laboral; sino también que garantice una carrera profesional sostenible, responsable y flexible en base a las nuevas formas de trabajo (up-skilling) que está imponiendo silenciosamente la inteligencia artificial.
Por tanto, el happiness management se puede convertir en una estrella que ilumine el éxito de las empresas a medio y a largo plazo. Y así, poder evitar que los árboles nos impidan ver la luz del bosque de la prosperidad productiva, la justicia organizacional y la felicidad laboral de los empleados.