La violencia conyugal a las mujeres forma una parte tan habitual de nuestro día a día que ni siquiera se piensa en erradicar el fenómeno, ni en sensibilizar a los ignorantes. En cambio, se considera necesario ayudar a esas pobres mujeres a camuflar sus heridas, a la espera de que reciban más.
Cualquiera que haya sufrido violencia doméstica podrá comprender la ardua tarea a la que nos enfrentamos para recomponernos a nosotros mismos, nuestras vidas y nuestra fe en el resto del mundo. Volver a ganar esa capacidad de confianza supone un esfuerzo sobrehumano.
Yassine y yo habíamos discutido desde siempre. Como todas las parejas, me decía a mí misma. Él me protegía y me cuidaba como nunca nadie lo había hecho. En ese momento no me daba cuenta de que era demasiado. Pensaba que me quería y que lo demostraba así. Pensaba que nadie me iba a querer así...