Las mujeres de Marruecos no deberían aprender a camuflar el maltrato

Las mujeres de Marruecos no deberían aprender a camuflar el maltrato

La violencia conyugal a las mujeres forma una parte tan habitual de nuestro día a día que ni siquiera se piensa en erradicar el fenómeno, ni en sensibilizar a los ignorantes. En cambio, se considera necesario ayudar a esas pobres mujeres a camuflar sus heridas, a la espera de que reciban más.

2M

En Marruecos, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer las mujeres tuvieron derecho -por desgracia- a todo tipo de violencia.

Por un lado, la televisión pública emite un tutorial de maquillaje para mujeres maltratadas, para enseñarlas a "cubrirse las heridas y golpes recibidos por el marido", lo cual refleja la banalización del tema para la gran mayoría de los marroquíes.

La violencia conyugal a las mujeres forma una parte tan habitual de nuestro día a día que ni siquiera se piensa en erradicar el fenómeno, ni en sensibilizar a los ignorantes. En cambio, se considera necesario ayudar a esas pobres mujeres a camuflar sus heridas, a la espera de que reciban más.

Al fin y al cabo, sólo se quiere que acepten su destino y aprendan a vivir con los golpes.

Por otro lado, el pensamiento misógino ambiente en Marruecos se ha corroborado por medio de un vídeo publicado en la web Welovebuzz. En este vídeo, tres hombres jóvenes se expresan sobre el tema de la mujer. "¿Hay que pegar a la mujer?", les pregunta el interlocutor, que visiblemente ha elegido a las malas personas, o a las buenas, según nuestra percepción de las cosas.

Para los tres, el matrimonio es un contrato entre el marido y su mujer, un contrato de sometimiento del sexo femenino, de la ama de casa, que debe obedecer a su maestro bajo pena de ser golpeada. "Lmra ila mklatch l3ssa mn 7d l7d makatfeker 7d" ("hay que pegar a la mujer al menos una vez por semana"), explica un joven, con cara seria y confiado, como si hubiera citado un verso del Corán, legitimando la violencia hacia las mujeres.

Otro de los jóvenes incluso considera la violencia como un derecho para la mujer. Estas respuestas tan bestias y absurdas al principio hacen reír. Pero sólo antes de darse cuenta de que el pensamiento de los tres hombres lo comparte una gran parte de los marroquíes. Peor todavía: algunas mujeres se adhieren también a este pensamiento por convicción.

Mujeres, no camufléis vuestras heridas, ¡cambiad de pareja!

Pienso en esas mujeres que aceptan ser golpeadas, que lo consideran como algo normal, o incluso como un signo de amor y de afección.

Pienso también en las mujeres a las que se les impone un marido violento, en las mujeres que interiorizan desde su más tierna edad que desobedecer a su marido es como desobedecer a Dios. Y sobre todo en las mujeres que, al huir de los golpes de su marido, reciben los golpes del padre insatisfecho con el comportamiento de su hija.

Pienso, por último, en las mujeres que han tenido la valentía de denunciar a su marido, que no han camuflado los golpes, sino que los han hecho una fuente de motivación. Un signo de desobediencia precursor de la emancipación.

Mujeres, no camufléis vuestras heridas, ¡cambiad de pareja! No camufléis vuestras heridas; camuflad a ese animal a quien deberían aplicar la ley del talión.

Este post fue publicado originalmente en la edición magrebí de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano

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