Al ver esta semana la imagen del presentador Jaime Cantizano anunciando su feliz paternidad por gestación subrogada, un sudor frío recorrió mi espalda. La foto, que recuerda a las famosas portadas del Hola con las celebrities tras dar a luz, me ha puesto los pelos de punta no sólo por la ausencia de la figura de la mujer en una estampa en la que es imprescindible (nos borran hasta de la maternidad), sino también por el aterrador futuro que augura esa flamante sonrisa: una nueva fórmula para explotar y comerciar con el cuerpo de las mujeres.