Tras una vida ocultándose, J. decidió dejar de hacerlo. Tan simple y tan difícil como eso. Reclamarse a si mismo como diverso y manifestar a todos en su entorno su voluntad de tránsito hacia quien es. A mi hijo le fue asignado al nacer un género que pronto empezaría a descubrir que no sentía. Contrariamente a los nacidos de cesárea, vino al mundo llorando.
Existen muchas leyes transfóbicas (algunas presentadas y otras en vigor) que se basan en la idea de que los transexuales son personas pervertidas que se visten con la ropa de una persona de distinto sexo. Y todo eso con el objetivo de entrar en el baño.
Hace unas semanas, tuve una cena con algunas de mis nuevas amigas (un grupo de seis mujeres transgénero), y fui preguntando a cada una de ellas cuánto tiempo había pasado desde sus reasignaciones de género. Una dijo veinte años, otra quince, otra siete, otra tres..., y cuando llegó mi turno yo dije: "dos semanas".
Los niños transgénero ya no son invisibles, y es maravilloso ver cómo nuestros pequeños y nuestros adolescentes entienden y comprenden la sexualidad mucho mejor que sus propios padres, aunque en esta historia no sea exactamente el caso.