El embarazo parece un momento particularmente favorable para trabajar, a través de los sueños, la relación con los propios padres y las carencias afectivas de la infancia, para revisar nuestra historia personal, así como aquellas cuestiones estancadas y patrones caducos que no nos permiten seguir avanzando y desarrollar un camino suficientemente feliz y sereno.
En la vida consciente no apruebo la violencia. Cuando la violencia aparece en sueños, la veo como un reflejo de sentimientos intensos y, por lo general, un problema por resolver. Nuestras mentes, cuando sueñan, revelan de manera extraordinaria símbolos que cuentan una historia sobre lo que más nos inquieta.
Aunque todavía falta bastante para que puedas ver tu sueño en el cine, ya existen tecnologías capaces de grabar un sueño y proyectarlo en un monitor, reproduciendo sus imágenes, diálogos y movimientos.
¿Qué serán nuestros hijos de mayores? ¿Es lo que mejor se les da una pista de lo que más les gustará hacer en el futuro? ¿Cómo se ganarán la vida? ¿Serán felices? No lo sé. Pero, con alegría, con mimo y con determinación debemos dejar volar su imaginación en pos de sus sueños. Es el primer paso para que puedan convertirse en realidad.
No existe esa vida rosa que nos inculcaron de pequeños en los cuentos que acaban con final feliz. Existe la vida que tú deseas construir, esa de la que te responsabilizas, esa vida en la que, a pesar de las circunstancias y la adversidad, tú te empeñas en ser feliz.