Estamos acostumbrados a oír mensajes como "muchas gracias, señorita" en comercios y restaurantes. ¿Qué pasa con el "muchas gracias, señorito"?¿Nos suena raro? Dale la vuelta a lo que dices y descubre si el lenguaje que usas es una herencia del pasado. ¿Un experimento curioso o una evidencia del micromachismo que envuelve todo? Por Mariola Fernández, doctora en psicología.