Lo más interesante es lo que pasa cuando alguien se decide a limpiarlo. Algunos pueblos lo hacen voluntariamente porque no pueden soportar más el creciente estado de degradación, y reciben a cambio una sanción de la Diputación de Zaragoza por meter las manos donde no deben.
En este momento estoy embarcado, literalmente, en un proyecto de sobreciclaje. Consiste en convertir los residuos en productos más útiles, más bellos y más valiosos. Con esta filosofía se formó la Junk Armada, ecopiratas y artivistas. Hemos atravesado rápidos, lentos, pozas, presas, cascadas y mentalidades.