Podemos alzar nuestra voz y hacer que los líderes políticos y las petroleras nos escuchen. No caigamos en el pesimismo, en el recurso al "no podemos hacer nada", al "depende de otros". La movilización ciudadana depende exclusivamente de ti, de nosotros, y tenemos en ella la herramienta que puede generar un cambio, que puede evitar que el Ártico se degrade por la codicia de las petroleras.