Quizás dentro de unos años, cuando la cantidad de jóvenes que nos hayamos largado fuera de nuestro país y hayamos vuelto sea mayor que hoy, los emigrantes retornados logremos eliminar los miedos de los europeos a la inmigración, signo certero de un futuro mejor para todos, y en vez de escrutar con aprensión las cifras de la prima de riesgo presumiremos de las cifras de llegadas de inmigrantes a nuestros respectivos países, signo certero de un futuro mejor para todos.