Una mujer de Hawaii ha compartido en sus redes sociales la anécdota que vivió cuando salió a pasear a su hija en el carrito de bebé y escuchó el maullido de un gatito. Al ponerse a buscar, encontró un pequeño felino que había sido abandonado y decidió subirlo al carrito con su niña.
Caminar por East London es dejarse llevar por una alegría arrebatadora e ingenua que nos traslada a un espacio en el que todo es posible, desde bares dónde tomarse un té rodeados -exactamente- de doce gatos repeinados, hasta una cafetería en la que sólo -y digo sólo- sirven cereales con leche.