panama
Diario de un cocinero ibérico en costas panameñas
Desde que llegué, cada mañana, cuando salgo a la calle, respiro y siento la humedad y mis pulmones se llenan de aires del Pacífico y de aromas que llegan hasta mi cocina desde Boquete o Chiriquí. Paseo por el Mercado de Marisco y charlo con los vendedores, que me miran curiosos mientras tomo notas.
Relato de un naufrago Ibérico en costas panameñas
Uno no se va porque sí, por las buenas. Cuando uno decide irse porque es lo que le toca hacer, y uno lo sabe, lo hace y se va. Y no es fácil. O sí. De momento, voy encontrando mi sitio aquí. La casa ya está abierta. Os espero en ella, con la ilusión intacta.
Tres meses en Panamá, la otra Panamá
Ese Panamá lleno de color y de vida, oscurecido por el paso del tiempo y del poder, es negro. Sí, negro. Negro como la piel de aquellos hombres que fueron despojados de su condición de hombres por otros hombres que decidieron que eran superiores porque eran blancos y portaban espadas de acero.
El Panamá que no conozco es inmenso
A veces, paseando a los pies del cerro Ancón, me parece divisar a Graham Greene, tocado con un borsalino y vestido de lino blanco, pajarita y andar pausado. El viejo Graham me hubiera contado bien la historia de ese Panamá que no conozco y que, no hace mucho, tuvo aspiraciones de ser la Suiza del Caribe.
Diario de un naúfrago ibérico en las costas panameñas
Huele a siglos de historia en el barrio de San Felipe, donde las obras de mi casa van despacio, como todo aquí, donde el tiempo se escapa de la esfera del reloj y se transforma en pausa, en calma, y se recuesta encima de un montón de cocos a sorber café, despacio. Muy despacio.
Panamá, bisagra del mundo
La cocina panameña es muy tradicional, basada en las costumbres de su gente, fuertemente influenciada por las tradiciones europeas, asiáticas y, cómo no, norteamericanas. Entre lo más aplaudido está el Sancocho, que se prepara con muslos de pollo, raíces de ñame y otoe, de textura similar a la patata azul, elaborado con perejil, cebolla, cilantro.