El demócrata llegó al cargo no sólo porque lo quisieron los electores, sino porque parte de ellos odiaba a Trump. En estos cuatro años, la fractura social no se ha curado y hasta han aparecido casos de violencia abierta. Una deuda pendiente.
Se ha animado a través de las redes sociales a que los aficionados del conjunto local acudan al estadio con mascarillas para poder insultar a los jugadores del rival.
Una pareja lesbiana relata que unas 15 personas las golpearon delante de sus hijos al grito de: "¡Vamos a ir a por ti, puta bollera asquerosa de mierda!". Pero ese grupo responde que ellos fueron los atacados, por ser de etnia gitana.
Se registraron 1.724 delitos de odio, la mayoría vinculados con el racismo, la orientación sexual y la ideología de la víctima, que agrupan más del 85%.
Decía querer “llenar todas las cunetas de España con comunistas, progres y demás basura”, y retaba al político a demostrar ser “medio hombre” y no denunciarle.
Crecen los discursos de odio y la deshumanización, antesala de delitos. Los expertos llaman a una desescalada, compleja pero no imposible si se emplea la pedagogía.
‘Alcalde vendido al judío asesino’, ‘Vivan los Reyes Católicos’ o ‘Torquemada era camarada’ son algunas de las ofensas que han aparecido en Castrillo Mota de Judíos.